Debes saber que la imputación contra Nacho Cano por un delito de contratación ilegal de trabajadores la acordó esta juez y la mantuvo contra viento y marea, a pesar de que constaba en las actuaciones un informe de la Inspección de Trabajo, que no apreció ilegalidad alguna en las relaciones laborales de la empresa del artista.
Pero, qué sabrán los inspectores de trabajo de Derecho laboral, habrá pensado esta juez esclarecida.
Le deseo mucha suerte a Nacho Cano con su querella, aunque, si no está ya en el cesto de los papeles, acabará ahí mañana o pasado mañana. No olvides que quienes deben admitir la querella y, en su caso, estimarla, son los propios conmilitones de la querellada.
A pesar de las pocas probabilidades de éxito de estas iniciativas, me satisface comprobar que hay ciudadanos cuyo grado de indignación con las arbitrariedades judiciales les llevan a asumir riesgos y cuantiosos costes económicos para combatirlas.
Algo así preveo que va a terminar ocurriendo con la juez de la dana de Valencia. Una juez de instrucción de pueblo que se ha investido de la autoridad para determinar lo que nadie ha sabido determinar hasta ahora: cuáles eran las administraciones competentes para afrontar la respuesta pública ante la dana.
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