La actualidad no deja de ofrecernos paradojas. Las de hoy son  lacerantes, para un elector de izquierdas.
El diario El Mundo anuncia en exclusiva que el Gobierno estaría  estudiando una amnistía fiscal. Según el periódico, Zapatero ha encargado a  Elena Salgado que elabore un plan de regularización fiscal que afectaría al  dinero opaco colocado por contribuyentes españoles en el extranjero y al dinero  negro generado en España con la economía sumergida, cuyo volumen ha crecido en  los últimos meses. En la aplicación de este plan, el Ejecutivo no sancionaría a  los defraudadores siempre que suscriban deuda a precio inferior al del mercado y  así se lograría financiar a coste más barato la deuda pública. Como digo, una  amnistía fiscal en toda regla. Sería la tercera aprobada por un Gobierno socialista en la democracia. Aunque no es descartable que se trate de una de  las insidias propias de este diario, de por sí ya bastante insidioso, el PP ha  reaccionado inmediatamente, rechazando el presunto plan del Gobierno por  "impresentable", "injusto" y "antisocial". Así lo ha calificado su secretaria  general, María Dolores de Cospedal, quien ha subrayado la "paradoja" de que "a  los que pagan impuestos se les suban" y "a los que no, se les perdonen". La base social del PP sabe perfectamente que esta postura es un elemento más en la estrategia de desgaste de Zapatero y que esta presunta medida del Gobierno de Zapatero va en la línea de las políticas fiscales del PP. ¿O es que ya nadie se acuerda de quién gobernaba en España en 2002, cuando se permitió gratuitamente a todos los defraudadores cambiar los "tacos" de billetes de 10.000 pesetas por los de 500 euros?
Si Zapatero se ha propuesto que al PSOE le pase como a la UCD en 1982, éste es un camino seguro.
Vamos por la segunda paradoja. Transcribo la parte final del  artículo que publica hoy en el Diario de Sevilla el político andaluz del PP Juan  Ojeda: “…si Zapatero hubiese anunciado, antes que la bajada de los sueldos a  funcionarios y la congelación de las pensiones, impuestos especiales para  determinados niveles de renta, patrimonio o beneficios empresariales y  financieros, habría tenido una mayor legitimación, suponiendo que eso no hubiese  sido suficiente, para ampliar las medidas a las clases menos pudientes. Pero lo  ha hecho al revés, primero los pobres y luego, ya veremos, pagarán los ricos. O  sea, un desastre de estrategia”. Es verdad que Juan Ojeda es uno de los  políticos más decentes del PP en Andalucía, de la estirpe de los Pimentel,  Amalia Gómez y alguno más. Y que quizá por eso, pinta poco orgánicamente en el  Partido, pero, con este discurso, adelanta a Zapatero por la izquierda.
Lo diré más crudamente: suscribo lo dicho por Ojeda, de la cruz  a la fecha.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario