miércoles, 29 de marzo de 2006

Este asunto del afgano infiel me deja perplejo

No sé si habéis reparado en una noticia reciente en la que se daba a conocer que un tribunal de Afganistán estaba a punto de condenar a muerte a una persona por haber abandonado el islamismo y haberse convertido al cristianismo. Probablemente el asunto habrá caído en vuestras mentes en ese lugar en el que inadvertidamente van depositándose todas esas fastidiosas informaciones que nos dan noticia diaria de los innumerables actos de barbarie e inhumanidad que proceden de los países de obediencia mahometana: coches bomba, lapidaciones de mujeres, ablaciones de clítoris, clérigos sucios, barbudos y vociferantes, terroristas suicidas, poligamia, burkas…
A mi, en cambio, esta noticia me ha dejado sumido en una cierta atmósfera de perplejidad, porque, yo me pregunto:
¿Este régimen que condena a muerte a un ser humano por cambiar de religión es el que hemos impuesto los occidentales cuando derrocamos a los talibanes? ¿Qué habrían hecho entonces los talibanes con el infiel? ¿Habrían degollado a toda su familia? ¿Será esta una pena lo bastante islámica o habrá que imaginar algo más bárbaro y cruel?
¿Para esto tenemos tropas en Afganistán? ¿Para sostener una satrapía islámica que mantenga en aquel desgraciado territorio un régimen sometido a bárbaras leyes prerromanas?
Vayámonos de allí cuanto antes, demos asilo a todos los pobres afganos que tengan la clarividencia necesaria para comprender en qué mundo de mugre, sangre, moscas y barbarie de clérigos analfabetos tienen la desgracia de vivir y guardémonos de todos los demás.
Por otro lado, ¿tan irresistible le resulta al pobre converso la fe cristiana como para abrazarla tan atolondradamente, a sabiendas de que se juega la vida con ello? O quizá tengan razón sus familiares, que han declarado que no está en sus cabales; lo cual, ¡albricias!, puede servirle de coartada para salvar el pellejo.
Este es un posible desenlace del asunto, según informan los medios que yo he podido leer u oír. El pobre afgano infiel quizá quede absuelto por una de estas dos razones, o por las dos: por tener perdidas sus facultades mentales, o por haber obtenido la nacionalidad alemana tras nueve años de residencia en Alemania.
Y yo me pregunto, ¿es este un país serio, es esta una religión seria, que deja escapar a un delincuente/pecador por esas “formalidades”, más propias del degenerado mundo occidental?
Como digo, a mi todo esto me deja perplejo.