sábado, 12 de marzo de 2022

LA OCULTACIÓN DE LA VISITA DE BUSH A LA EMBAJADA ESPAÑOLA EN WASHINGTON EL 12 DE MARZO DE 2004




Hace años escribí varias entradas en este blog sobre el 11M, la fractura que se produjo en la sociedad española y las teorías conspiranoicas que propagaron ciertos medios, que todavía lo hacen con frecuencia.

Entre los hechos más relevantes que se produjeron aquellos días destaca sobre todos, aparte del propio atentado, por supuesto, la sobreactuación (por decirlo suavemente) del Gobierno del Partido Popular, para hacer creer a los españoles y al mundo que el atentado era obra de la ETA. Con la evidente intención de desviar la atención de la autoría islamista, que tanto le podría perjudicar en las inminentes elecciones del 14 de marzo. Las manifestaciones más relevantes de la sobreactuación del Gobierno que yo conocía hasta ahora fueron las siguientes:


a) La rueda de prensa televisada del Ministro del Interior, Ángel Acebes a las 13h. del 11M. En aquella rueda de prensa llamó "miserables" a quienes pusieran en duda la autoría de la ETA y no aportó ni una sola prueba, a pesar de la insistencia de los periodistas. Y no la aportó porque no la tenía, lógicamente. Ni siquiera acudió a los recursos que se emplean en estos casos: "permítanme que no revele todos los datos de que dispone el Gobierno, para no perjudicar la investigación...", o algo así, que a mi me habría tranquilizado, aunque fuera ingenuamente. Mucha gente de izquierdas bienpensante, entre los que me cuento, estábamos tan conmocionados que, en el fondo, deseábamos íntimamente que hubiera sido la ETA, porque pensábamos que un crimen tan horrendo generaría un movimiento imparable que desembocaría en su desaparición, porque perdería el apoyo social que sigue teniendo en el País Vasco. Algo así como lo que generó el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, pero elevado a la enésima potencia.


b) El Presidente del Gobierno, en una actitud inusual, llamó a los directores de los diarios de tirada nacional para convencerles, para insistirles en que había sido la ETA. Yo guardo el ejemplar de El País del 12 de marzo y todo el periódico (información y opinión) está imbuido de la autoría de la ETA.


c) El Ministerio de Asuntos Exteriores envió una instrucción a todas las embajadas para que extendieran por todo el mundo la autoría de la ETA.


d) La Secretaría de Estado de Comunicación hizo lo propio con los corresponsales de la prensa extranjera en España.


e) El Gobierno presento, presionó y consiguió que se aprobara una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU de condena del atentado como obra de la ETA.


f) RTVE alteró su programación para emitir una película basada en atentados de la ETA.


g) El Presidente del Gobierno convocó unilateralmente, sin contar con el resto de fuerzas políticas, una manifestación para el día 12 ó 13, no recuerdo, con el lema “Con la Constitución”, o algo así, lema absolutamente impropio como reacción a un atentado de chalados islamistas. Yo no fui a la manifestación porque ya estaba convencido de que era un acto de propaganda electoral.


h) El Gobierno constituyó un gabinete de crisis para el seguimiento del atentado en el que, por ejemplo, no estaba el Director del CESID y sí estaba, por ejemplo, el Secretario de Estado de Comunicación. ¿Era un gabinete de crisis o un gabinete de propaganda?


En definitiva, el Gobierno no tenía pruebas de la autoría de la ETA y sobreactuó para hacer creer al mundo entero que había sido la ETA. No fue un error inconsciente, desde mi punto de vista.


Las consecuencias de ese error intencionado fueron gravísimas. De un lado, hizo pensar a una parte de la población que su Gobierno utlizaba 200 muertos para asegurarse la victoria electoral, en unos momentos en los que las encuestas ya no les daban unos resultados tan holgados. El Gobierno no buscó la unidad de la nación ante la adversidad, que es lo que habría hecho un gobierno decente. Y, de otro lado, en cierto modo, justificaba o, al menos, relativizaba, la conducta de la oposición.


Se criticó mucho la actitud del PSOE y de la Cadena SER esos días. Pero qué hubiéramos pensado muchos ciudadanos si, después de una victoria arrasadora del PP en unas elecciones celebradas bajo el trauma de un horrible atentado de la ETA, nos enteramos de que no era la ETA y de que el Gobierno nos lo hizo creer sin datos y con una sobreactuación interesada. Yo habría sacado la conclusión de que vivo en un país atrasado, en el que ni la oposición ni los medios de comunicación son capaces de desempeñar el papel que deben jugar en una sociedad libre y democrática.


Estos días, viendo un interesante documental de Netflix sobre el 11M, me enteré de otro hecho que desconocía por completo y que abunda en la misma conducta del Gobierno del PP, tratando de desviar la atención de los ciudadanos de las tesis sobre la autoría islamista de los atentados. Se trata de la visita que realizó aquellos días el Presidente Bush a la Embajada de España en Washington, donde le recibió el entonces embajador Javier Rupérez.


Bush se interesó por el impacto de los atentados en la sociedad española, por la posible repercusión en las elecciones convocadas para dos días después y por las impresiones que el Gobierno español tenía sobre la autoría. 


Respecto a este último asunto, cuenta Rupérez en un libro de memorias*, que le expresó a Bush su convencimiento de que la ETA había perpetrado la matanza. En ese momento, narra el entonces embajador, "me dice que sus servicios le acaban de informar, y piensa ponerse inmediatamente en contacto con José María Aznar para decírselo, que posiblemente sean otros los autores y que no cabe descartar la conexión islamista". "Le miro con algo de incredulidad y lo subraya: 'Sí, es posible que sean islamistas los autores, es lo que dice nuestra gente'" , escribe Rupérez.


El embajador reconoce en el libro que esa afirmación le dejó desconcertado y añade que pudo comprobar más tarde, "hablando con Moncloa" que en el complejo presidencial todavía no tenían esa información. "¿La tenían nuestros servicios de inteligencia?" se pregunta. Tras este encuentro privado Bush hizo una breve declaración pública que recogieron en aquella fecha los medios de comunicación en la que mostró su dolor por lo ocurrido y alabó la firmeza del gobierno español "en contra del terrorismo y de organizaciones terroristas como la ETA" a la que no atribuye los atentados del día anterior.


Casi a la misma hora el Gobierno de España afirmaba en una comparecencia ante la prensa del ministro del Interior, Angel Acebes, que la ETA seguía siendo "la principal línea de investigación" sobre la autoría, aunque sin "desatender" otras vías de investigación pese a que, aseguraba, ninguno de los otros países que colaboran en la investigación tenía "datos fiables" que apuntase a una línea distinta a la de la ETA.


Antes de abandonar la embajada y gracias a la mediación del propio Rupérez, Bush concedió una entrevista a TVE, en la que, a preguntas del periodista Lorenzo Milá, dijo: "No sabemos todavía quién lo hizo y yo no excluiría a nadie. Escucharemos todo tipo de rumores y llevará un cierto tiempo aclarar los hechos. A nosotros nos llevó un tiempo averiguar quién había ordenado los ataques contra Estados Unidos"


En su libro, Rupérez señala que no cree que la integridad de esa "extraordinaria entrevista" fuera nunca ofrecida por TVE. Recuerda que esa misma tarde le llamó "desesperado" Lorenzo Milá para rogarle que hablara con sus superiores interesándose por la emisión de la misma. "Creo haber conseguido que se emitieran más trozos de los que originariamente estaban previstos, pero esas vacilaciones -¿qué televisión del mundo se negaría a emitir una relativamente larga y sustanciosa entrevista con el presidente de los Estados Unidos?- ponían de relieve el estado de putrefacción que, con los cadáveres de los atentados todavía calientes, conocía el cuerpo político español", escribe el diplomático.


Yo no recordaba en absoluto esta visita de Bush a la embajada española, hecho sobre el que el embajador afirma que es la primera ocasión en la que un presidente visita una embajada extranjera, es decir, un hecho absolutamente singular. Tampoco recuerdo haber visto la entrevista que le hizo a Bush el corresponsal de TVE Lorenzo Milá. He buscado en Google y apenas he encontrado una breve crónica de la visita publicada por el ABC.


Milá dice en el documental que el Gobierno del PP hizo lo posible por ocultar unos hechos de tanta relevancia informativa, porque su conocimiento público habría conducido a la opinión pública española a una asociación de ideas entre Bush y, por tanto, Aznar (recuérdese la famosa foto de Las Azores), la guerra de Iraq y el atentado de Atocha.


Es evidente que este ninguneo oficial de la visita de Bush a la embajada española y de su entrevista a TVE, como reconocen sus principales protagonistas españoles, se inscribió en la estrategia del Gobierno del PP de ocultar a la sociedad española que lo más probable es que el atentado fuera obra de islamistas y de forzar la improbada autoría de la ETA, que tanto creía que le beneficiaría en las inminentes elecciones.

 

* “Memoria de Washington. Embajador de España en la capital del Imperio”, está prologado por José María Aznar, quien presentó la obra el día 24 de febrero de 2011 en Madrid.