El Catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, Antón Costas, sostiene, en un artículo publicado en el suplemento Negocios, del diario El País de hoy, que las políticas de austeridad que se están aplicando en los países europeos tienen más que ver con motivaciones morales y personales que con el análisis económico.
Según Costas, los estrategas de esta política radical adoptan una conducta análoga a las terapias de choque para tratar el alcoholismo. En este caso se trata de una terapia de desendeudamiento.
Además, sostiene Costas, estas políticas se alimentan del deseo secreto de algunos políticos de formar parte del selecto club de los ministros de hacienda con reputación de ortodoxos y duros, capaces de imponer sacrificios e infligir dolor, al margen de su mayor o menor eficacia para promover el crecimiento.
Digo yo que si tuviéramos delante la nómina de los ex-ministros de hacienda de los países occidentales que disfrutan de estratosféricos contratos en instituciones financieras nacionales o internacionales, quizá podríamos encontrar alguna otra explicación a este síndrome.
Es verdad que los ministros de hacienda cobran poco, al menos en España. Pero qué caros nos pueden salir a los ciudadanos los méritos que pretendan contraer a nuestra costa.
