lunes, 31 de diciembre de 2007

Son terroristas, no guerrilleros románticos

Los distintos grupos guerrilleros que operan en Colombia mantienen secuestrados a varios centenares de personas, dentro de su demente estrategia terrorista. Curiosa manera de luchar por la "liberación", secuestrando ciudadanos libres.
Hace varias semanas que se ha convertido en un tema estrella en los medios de comunicación la eventual liberación de ¡sólo tres! rehenes de uno de los grupos terroristas (me resisto a llamarlos guerrilleros). En el episodio han intervenido algunas de las estrellas de la galaxia mediática: Sarkozy, Chavez. Se han hecho conjeturas sobre quiénes serían los liberados, ha habido rifirrafes entre el Presidente de Colombia y el facundo gorila venezolano, debido al protagonismo de éste.
Todo me está pareciendo un indecente espectáculo en el que, so capa de valorar exclusivamente el hecho de la liberación de rehenes (insisto, sólo tres rehenes de varios centenares que continuarán su ominoso cautiverio), se soslayan cuestiones tan importantes como estas:
1. Este trajín mediático no hace sino otorgar un cierto viso de respetabilidad a una banda de delincuentes, cuyas hazañas consisten, entre otras cosas, en aplicar a centenares de personas el tormento y la humillación que comportan la falta de libertad, con la excusa de no sé qué monsergas ideológicas, que no son sino coartada de crímenes mafiosos. Todavía habrá almas cándidas en Europa que verán a estos grupos terroristas sudamericanos como guerrilleros románticos.
2. Entre las personas que, al parecer, van a ser liberadas se encuentra la ex candidata a la vicepresidencia colombiana, Clara Rojas, de 44 años y un hijo que tuvo en cautiverio y fruto de su relación con uno de sus captores. Este hecho se cuenta así en los medios, tan desnuda y friamente, desprovisto de toda otra connotación. Pero, resulta inevitable imaginarse el desvalimiento que tuvo que padecer la rehen, para, presa de un superlativo síndrome de Estocolmo, concebir un hijo con quien la tenía sometida a una situación tan penosa y esclava. El terrorismo degrada la condición humana a un estadio ínfimo, pero, ¿habrá algo más cruel y abyecto que conducir a una mujer a tal situación, sabiéndose uno dueño, contra su voluntad, de su libertad y de su vida?
3. ¿Y qué decir de Chavez? Su papel en este vodevil deriva de la indecente política de tolerancia para con las actividades de los terroristas colombianos, que utilizan el territorio venezolano para escapar de quienes les combaten en Colombia, rearmarse y descansar. El pobre Presidente Uribe, a regañadientes y con la nariz tapada, ha tenido que acceder a que el gorila charlatán se haga el humanitario, con sus asquerosos chalaneos con los terroristas.
En fin, nos alegraremos si, al final, liberan a algunos de los secuestrados, pero todo el episodio nos habrá producido un profundo asco.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Tony Blair se convierte

La prensa de hoy da a conocer una noticia que se rumoreaba que podía ocurrir desde hace años. El ex Primer Ministro británico, Tony Blair, persona de religión anglicana, hasta ahora, se ha convertido al catolicismo, en una ceremonia íntima celebrada en la capilla de la residencia del arzobispo de Westminster. El arzobispo anglicano de Canterbury le deseó ayer buena suerte en su nuevo credo.
Realmente, resulta admirable que, en el mundo de hoy, una persona de la edad de Tony Blair tenga la energía necesaria para afrontar un proceso personal como ese.
Si ya resulta realmente abrumadora la mera faena de creer (la de no creer no es menos agotadora; por eso algunos no intentamos ni lo uno ni lo otro), qué no será la de apreciar las diferencias entre doctrinas tan próximas como aquellas entre las que ha optado Blair. ¿Tan hondas son esas diferencias como para tener que abandonar una fe para abrazar la otra? Me pregunto qué pensarán sus hasta ahora correligionarios de su apostasía. No creo que todos tengan el “fair play” del arzobispo de Canterbury. Porque, no dejará de haber fieles anglicanos cuyas dudas de fe haya reforzado la conducta de una persona eminente como Tony Blair. Incluso, otros que nunca han dudado, quizá ahora lo hagan. ¿En nada de eso ha pensado nuestro reciente converso?