domingo, 21 de marzo de 2010

¿Porqué es importante que Obama gane la votación de hoy?

Hoy se celebra en el Congreso, la cámara baja del Parlamento de los Estados Unidos, un debate y una votación transcendental. La reforma sanitaria promovida por el Presidente afronta un trámite decisivo. En los meses pasados, el proyecto de Obama ha estado en el centro del debate político norteamericano. La derecha lo ha combatido con todas las armas a su alcance y el “lobby” de las compañías aseguradoras se ha debido gastar cantidades fabulosas en “sobornos” a los legisladores, en campañas de prensa, anuncios, etc. Mientras tanto, la opinión liberal ha estado bastante tibia, sin comprender, quizá, lo que se juega en este envite.
El estado actual del proyecto que se vota en el Congreso es bastante descafeinado, respecto del plan original de Obama. Baste decir, que la gestión de la asistencia sanitaria a la población continuará enteramente en manos privadas. Esto resulta especialmente pintoresco para un europeo, acostumbrados como estamos a nuestros sistemas sanitarios públicos. Y, por otra parte, convierte en ridícula la acusación de “socialista” con la que la derecha norteamericana califica la reforma.
De modo que lo que se mantiene del proyecto original son sobre todo estas dos ideas: que la asistencia sanitaria se extienda a toda la población y que el Estado pueda ejercer un control que impida el enriquecimiento desorbitado de las compañías aseguradoras, de los médicos y de los hospitales. Lo que persigue la reforma es, por un lado, la justicia y, por otro, la eficiencia, ante la evidencia de que la sanidad norteamericana es la más cara del mundo, siendo toda ella privada y sin cubrir a toda la población.
Quienes vemos con simpatía el fenómeno Obama, desde su irrupción en la escena internacional, deseamos vehementemente que el Presidente tenga éxito hoy. Si gana la votación habrá logrado varios efectos, todos ellos positivos. En primer lugar, quebrar la tendencia en su propio país, en el que las fuertes resistencias a su política le han desgastado más que a cualquier otro Presidente en la historia. En segundo lugar, es importante que esa victoria se produzca en una materia donde quedan claramente reflejadas las dos posiciones ideológicas y políticas que gobiernan el mundo desde hace más de dos siglos. Yo me alegraré sobremanera de que en este debate triunfe una concepción que defiende la igualdad de todos los hombres, la justicia ante la desigualdad y la compasión con los más débiles. Y finalmente, es importante que Obama saque adelante su proyecto, porque eso envía al resto del mundo un mensaje en una dirección determinada, con la importancia que tiene que dicho mensaje se emita desde el centro del imperio.
Suerte, Obama.

viernes, 19 de marzo de 2010

Respuesta a Fernando sobre la interrupción voluntaria del embarazo

Fernando Díaz ha cobijado en una entrada de su blog una polémica sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Lo que inserto más abajo es una respuesta mía a su último comentario, del 16 de marzo, que no he podido publicar en su blog, por razones de espacio. Si quieres ver la polémica completa visita la entrada del blog de Fernando.

 

Lo mejor de todo es tu tono para hablar del aborto. No es frecuente entre quienes piensan como tú respecto de la interrupción voluntaria del embarazo (ive). La verdad es que me ha agradado, francamente.

Pero disiento radicalmente de tus opiniones. Disiento de un modo tan esencial que llega a producirme una cierta perplejidad, desazón, casi: ¿cómo es posible una visión tan enfrentada de un fenómeno humano entre personas que, a fin de cuentas, pertenecen a una cultura común y son contemporáneas? Y esto de la contemporaneidad no es poco importante.

Tengo que partir de lo que yo considero esencial. Todo el discurso anti-ive se acaba basando en lo mismo. La ive supone, 1º matar y 2º a un ser humano. Y, ante la evidencia de que el feto no es un ser humano, la persona anti-ive que lo es racionalmente, como tú, lo admite, pero le acaba otorgando el mismo estatuto: se dice, es un ser humano en potencia, pero con los mismos derechos. Y aquí veo la primera incongruencia. Si no es un ser humano, no se puede predicar del feto lo que de un ser nacido. No es racional. Llegando al absurdo, habría que reclamar derechos para otras realidades, que son seres humanos en potencia. Como un espermatozoide, un óvulo o incluso el útero en el que se asienta, que deba serle extirpado a una mujer, como medida terapéutica. O, ¿qué es un protozoo, sino un ancestro?

Y aquí me topo con una de las cuestiones que son para mí más vidriosas y quizá más difíciles de explicar. Lo intentaré con algunos ejemplos. Las reglas de conducta del hombre con sus semejantes y con la naturaleza tienen un elevado grado de antropomorfismo. Estas reglas de conducta han ido evolucionando a lo largo de la historia de la humanidad y en cada momento han generado una ética más o menos comúnmente admitida. Según esta conducta antropomórfica, no sentimos lo mismo al aplastar una araña o una cucaracha que nos encontramos en casa, que si despeñamos una cabra por un campanario. Para algunos cazadores, no es lo mismo disparar a una perdiz, que abatir un ciervo. Conozco algún cazador incapaz de lo segundo. Esta es la razón por la que algunos movimientos sociales están empezando a propugnar el reconocimiento legal de determinados derechos cuasihumanos para los grandes simios. Si bien lo piensas, lo que se le hace a un toro de lidia en una plaza de toros probablemente sería un espectáculo imposible de soportar para la mayoría de los taurinos, si el castigado fuera, en lugar de un toro, un gorila o un chimpancé.

¿Qué quiero decir con esto? Que la repulsión que le produce a determinados seres humanos la ive no nace de un aprecio y de una solidaridad espontánea hacia el feto. Ese sentimiento no es de la misma naturaleza que el que experimentamos ante un homicidio, o ante la contemplación de la ejecución de un daño gratuito a un ser humano o a un animal de cierto tamaño y/o antropomorfismo. Y esto es así porque la repulsión anti-ive, por un lado, tiene un alto grado de sofisticación y, por otro, está basada en un sofisma o, si quieres, tiene más de apariencia que de esencia.

Es sofisticada porque no nace espontáneamente, como una ética humana natural y universal, como el precepto “no matarás”, sino que necesita una elaboración mental. Una elaboración, además, muy compleja. Porque está compuesta de elementos científicos (en muchas ocasiones, pseudocientíficos, perdóname) e ideológicos. Hay que tener un alto grado de instrucción para comprender los procesos genéticos y dilucidar de ellos en qué momento el feto es “persona” y, a partir de ahí, generar una mentalidad y un sentimiento anti-ive. Y hay que tener una ideología determinada que adorne todo ello. Es todo muy artificioso. Porque, ¿qué ocurriría si la ciencia acabara diciendo otra cosa?; ¿dejaríamos de ser anti-ive?; ¿ya no nos dolería el sufrimiento del feto?; ¿ya no sería un asesinato?

Y, en definitiva, se basa en una apariencia, porque, para afirmar la mentalidad anti-ive, tenemos que basarnos en algo que no es cierto, y decir que el feto es una persona, cuando es evidente que no lo es.

Esto que acabo de exponer con bastante torpeza probablemente, pretendo que me ayude a explicar porqué para mí es, además de una ofensa gravísima, una aberración (primera acepción DRAE: “grave error del entendimiento”) que se compare la experimentación con embriones humanos, la píldora del día después o una ive de pocas semanas, con un asesinato.

Por otro lado, la sensibilidad del ser humano hacia el dolor y la muerte de otros seres humanos, conscientemente causadas, ha evolucionado sustancialmente a lo largo de la historia de la humanidad e, incluso, hoy día, estamos lejos de una ética universal sobre todo ello. Algunos ejemplos me parecen particularmente significativos. Este primero es una presunción personal, que someto a su contradicción por métodos demoscópicos. La mayoría de las personas más rabiosamente anti-ive no experimentan ninguna sensación especial ante el hecho de que en muchos lugares del mundo se aplique con toda normalidad la pena de muerte. Incluso muchos de ellos, estoy seguro de que son partidarios de dicha medida. No quiero incluirte en este grupo (seguro que muy nutrido) de personas, al que ya sé que no perteneces. El ejemplo lo cito para expresar lo resbaladizo que es este terreno. Muchos de nuestros congéneres consideran perfectamente compatible ser partidarios de la pena de muerte y contrarios a la ive. La misma Iglesia Católica, no hace tanto tiempo que aplicaba el tormento y la pena de muerte en sus tribunales penales y, aún hoy, se manifiesta mucho más rabiosamente anti-ive, que anti-pena de muerte, fenómeno ante el que, en el mejor de los casos, es bastante tibia. Es más, no estoy seguro de que la Iglesia, como institución, sea “oficialmente” contraria a la pena de muerte. Y eso sí que es matar a un ser humano.

Por otro lado, el tema de la ive, no nos engañemos, está directamente asociado con otro no menos controvertido. La libertad sexual y la conducta sexual humana, en general. Y no quiero eludir la acusación frecuente y, en parte justificada, desde luego, de la mentalidad anti-ive, en el sentido de que el aborto se puede acabar convirtiendo en un método anticonceptivo. Es evidente que eso es una anomalía que la humanidad debe evitar. Pero aquí nos encontramos, de nuevo, con otra contradicción, en la que incurren, esta vez, sí, la mayoría de los anti-ive. Y así entramos de lleno en el tema de la libertad y de los derechos, que es el que a mí más me interesa. No es casualidad que las posturas contrarias a la ive coincidan mayoritariamente con estas otras: a) con las que consideran que la sexualidad humana no es una fuente de placer y un vehículo excelente para las relaciones interpersonales, sino que está básicamente orientada a la reproducción; b) con las posturas contrarias al empleo de métodos anticonceptivos y si los admiten es sólo en determinados casos, pero no para el fomento de relaciones sexuales libres y despreocupadas. En definitiva, la mentalidad anti-ive, para la mayoría de quienes la sostienen, forma parte de un paquete completo. Un paquete que parte de una visión del ser humano determinada. Una visión que considera pecaminosa la conducta sexual no orientada a la reproducción, que no es partidaria de la educación para la sexualidad (dejémonos de eufemismos) ni del empleo discrecional de métodos anticonceptivos y que utiliza la prohibición de la ive como cláusula de cierre de esta concepción del ser humano.

En fin, para mí, la ive de pocas semanas es un derecho de la mujer. Porque nadie la puede obligar a alumbrar el producto de una violación, nadie la puede obligar a parir un ser con graves malformaciones, nadie la puede obligar a seguir adelante con un embarazo que ponga en riesgo su vida o su salud y nadie la puede obligar a seguir adelante con un embarazo no deseado, aunque se deba a su propia negligencia. Porque no hay una ética humana universal e incontestable que se oponga a ello, sino sólo concepciones ideológicas y/o prejuicios cientificistas.

Esta forma de pensar es profundamente humanista. Pone al ser humano y su libertad en el centro, por encima de artificios científicos y de prejuicios ideológicos y/o religiosos, teniendo como objetivo fundamental su felicidad.

No sé si eso es de izquierdas, pero estoy seguro que las posturas anti-ive son de derechas, muy de derechas.

sábado, 13 de marzo de 2010

Algo se está haciendo mal



En un muro de Sevilla (Foto tomada el día 12 de marzo de 2010)

Y la Ministra de Economía ha dicho esta semana que fue un error la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio. ¿Y porque no lo enmendáis de inmediato?, ¡coño!

viernes, 12 de marzo de 2010

En la muerte de Miguel Delibes

Pocos escritores me han acompañado en mi vida durante un período tan dilatado como Miguel Delibes. Casi puedo decir que con él nací a la literatura, como lector. Seguramente, la primera literatura “seria” que mi madre me confió fue de Miguel Delibes: El camino, Las ratas, Diario de un cazador, Diario de un emigrante; las leí cuando apenas era un proyecto de adolescente. También fue un autor muy apropiado para las lecturas obligatorias del colegio, pero eso no logró que perdiera el gusto por su obra.
Luego vinieron lecturas más “adultas”: Cinco horas con Mario. Recuerdo la adaptación al teatro que interpretó Lola Herrera, era 1979. Me imagino el Gran Teatro de Córdoba, en aquellos años; apenas dos filas del patio de butacas ocupadas por un reducido grupo de incondicionales.
Repaso mi biblioteca y ahí están sus obras más importantes desde que salí de casa: 377A madera de héroe y El hereje, entre otros. También está Los santos inocentes, por supuesto y otros de su primera época, como El camino, La hoja roja, Viejas historias de Castilla la Vieja y Cinco Horas con Mario. Con todos, sin excepción, he disfrutado de agradables momentos de lectura. Pero quiero resaltar dos de ellos, cuya huella recuerdo con especial agrado. Por un lado, Señora de rojo sobre fondo gris. Esta novela, de fuerte contenido autobiográfico, es un delicado recuerdo a la temprana muerte de su esposa. Miguel Delibes escritor y ser humano compone una historia emocionante de amor y tristeza realmente conmovedora. El otro libro, Un mundo que agoniza, es una deliciosa obrita inclasificable, en la que el autor plasma su ideario naturalista o ecologista, aunque no sé si a él le gustarían ninguno de estos dos apelativos.
Hoy escuché en la radio una anécdota que me apetece compartir contigo.
El director de cine Mario Camus, autor de la película que adaptó la novela de Delibes, Los santos inocentes, estaba un día comiendo en un restaurante en París. En una mesa próxima estaba con otras personas el actor inglés Dirk Bogarde. Camus había presentado su película en la sección oficial del Festival de Cine de Cannes. Dirk Bogarde presidía el jurado y, aunque Los santos inocentes no ganó la Palma de Oro, Mario Camus supo, por infidencias de algún miembro del jurado, que su Presidente apostó fuerte, aunque sin éxito, por su película. No obstante, Paco Rabal y Alfredo Landa ganaron, ex aequo, el premio a la mejor interpretación masculina.
A través del camarero, Mario Camus le hizo llegar a Bogarde una nota en la que se presentaba y le agradecía su aprecio por la película. Con un gesto muy británico, Dirk Bogarde se giró en su silla, saludando con una sonrisa a Mario Camus.
Después de que el inglés hubo abandonado el restaurante, el camarero le entregó a Mario Camus una nota, en la que aquel había escrito: “milana, bonita”.
Miguel Delibes, en mi casa, era un personaje muy familiar. En los anaqueles estaba casi toda su obra, eran objeto de atención especial sus entrevistas en televisión, sus artículos en la prensa y las noticias que lo tenían de protagonista. Andando el tiempo he tenido ocasión de comentar algunos aspectos de la personalidad y la obra de Delibes con mi amiga y compañera Isabel Mateos, esposa de su hijo Miguel. Esta cercanía al personaje ha enriquecido un poco más mi aprecio por él. Todas estas circunstancias y el rastro que la lectura de sus libros ha dejado en mi vida han hecho que sienta su muerte como la de alguien cercano.
Por suerte, Miguel Delibes, como todos los grandes hombres, nunca morirá del todo. Su obra y su recuerdo estarán siempre entre nosotros.

jueves, 11 de marzo de 2010

Estos patriotas de pacotilla

El Partido Popular ha conseguido que Televisión Española deje de emitir anuncios como éste, por entender que contienen un mensaje subliminal en favor del Gobierno de Zapatero. No te lo pierdas:


La campaña “esto lo arreglamos entre todos”, a la que pertenece este anuncio, es una iniciativa de la Fundación Confianza, a la que pertenecen y/o apoyan peligrosos y conocidos ultra-izquierdistas como Ferrán Adriá, Antonio Garrigues Walker, Miquel Roca, Pau y Marc Gasol, Carlos Sainz, Javier Mariscal… Lo que pretende esta campaña se puede resumir, con sus palabras, así: “Queremos arreglar esto, y no vamos a esperar a que nadie lo haga por  nosotros. Porque si no lo arreglamos nosotros, ¿quién lo va a hacer?”
El Partido Popular, en su estrategia de acceso al poder a cualquier precio, ha demostrado algo que yo, al menos, ya sabía. Que el patriotismo de la derecha española es, simplemente inexistente. Ahora ya sabemos, además, que son paranoicos.

Ofender a quien te da de comer


A este niñato, que vive de la sopa boba, alguien debería enseñarle modales. Y debería explicarle que, si no es por la generosidad de todos los españoles, tendría que vivir de la beneficencia.
La Monarquía es útil y por eso la pagamos pero, por favor, si algunos de los engendros que produce no son presentables, escóndanlos, antes de que nos irriten más de lo debido.

lunes, 8 de marzo de 2010

Nadie quiere al pobre Monteseirín



La despedida del Alcalde de Sevilla está siendo lamentable. Era un secreto a voces que su Partido no lo quería de candidato en la próximas elecciones y él llevaba ya mucho tiempo mirando para otro lado, digiriendo en silencio el desprecio de los suyos.
No le han dejado ni siquiera anunciar a él mismo su marcha. Ha sido Griñán, su próximo jefe, su jefe ya, de facto, el que ha dicho, todo parece indicar que sin contar con él, que el Alcalde no piensa presentarse a las próximas elecciones. Es una curiosa forma de cesar a alguien: no cesamos a fulano, es que él quiere irse. Y, ¿qué va a decir fulano? Pues lo que ha dicho el pobre Monteseirín. Que él ya lo había decidido hace tiempo y que es lo mejor para la ciudad y para el Partido. Y lo ha explicado en una tediosa carta que publicaban ayer algunos periódicos y que yo no fui capaz de terminar.
Ahora tampoco le dejan que elija el momento de irse. Él querría irse ya. No quiere sufrir durante un año y medio el desaire de ser un Alcalde al que ni su propio Partido quiere. Pero la dirección le lanza mensajes diciéndole que debe aguantar hasta las próximas elecciones. Es un martirio chino, que sólo tendría una amarga compensación el día en que, entregando el bastón de mando al próximo Alcalde de Sevilla, del Partido Popular, y mirando a la cara a quienes lo han defenestrado, les dijera intimamente: “esto es lo que habéis conseguido, la pérdida de la Alcaldía”. Aunque no fuera verdad. Espero que su dignidad no le permita llegar a ese momento.
Con todo, la noticia no parece haber causado la alegría desbordante que hacía presumir el acendrado odio que le profesa una buena parte de sus conciudadanos. De sus camaradas ya hemos hablado. Ahora andan filtrando que a ver si le buscamos un puesto en el Servicio Andaluz de Salud, como si fuera un pobre concejal de pueblo o un alto cargo de la Junta desplazado por la dichosa paridad.
Esta es una ciudad desagradecida, que se ha dejado envolver por un movimiento irracional generado por los burgos y compañía, por los de siempre. Debo reconocer que a ello ha contribuido una inaprensible e inopinada antipatía que desprende el personaje. Esto es algo también irracional, como bien se comprende. Pero, por más que se quiera borrar la huella de una gestión notable, como si los años hubieran transcurrido en blanco, no me cansaré de repetir que ningún alcalde ha hecho nada en Sevilla desde 1900 que merezca recordarse, hasta que llegó el odiado Monteseirín. Y emplazo a quien opine lo contrario a demostrarlo.
La Expo del 92 no fue obra de ningún alcalde, sino del Estado central fundamentalmente, que fue quien realizó la mayoría de las inversiones. ¿Y antes? ¿Quién hizo algo antes de la Expo? ¿Qué era Sevilla en 1992, sino un poblachón inmundo, producto de la destrucción a la que la sometieron los alcaldes franquistas y sin los servicios que demandaba una urbe de su tamaño, que los alcaldes de la democracia no pudieron darle por falta de recursos?
¿Se acuerda alguien de algo notable hecho por el Ayuntamiento después de la Expo? Haz memoria. Todo lo que consigas recordar lo ha hecho Monteseirín o se ha hecho durante su mandato: peatonalización de la Avenida, de la Calle Asunción, de la Calle de San Fernando, el tranvía, el arreglo de la Alameda (algo fallido, hay que reconocer, pero arreglo, al fin, después de décadas de cochambre), el Metro (aunque no sea obra suya), decenas y decenas de kilómetros de carril bici... Proyectos todos ellos que van haciendo Sevilla más humana, más a la medida del hombre.
Quedarán las setas de la Encarnación, para su oprobio y, si nadie lo remedia, la Torre Pelli. Qué le vamos a hacer. Nadie es perfecto.
Quede aquí mi recuerdo para un Alcalde que ha iniciado la transformación de Sevilla y lo ha conseguido sin ser una marioneta en manos de lo más rancio y cavernícola de una ciudad, que ya lo es en bastante grado. Esa ha sido probablemente su suerte. Encaramarse a un sillón que ahora podrán recuperar los de siempre, una vez que han logrado expulsar al pobre impostor.