viernes, 30 de diciembre de 2011

Derecha con rostro humano

El Decreto Ley de medidas económicas, financieras y presupuestarias para la contención del déficit público que hoy ha aprobado el Consejo de Ministros me causa un perjuicio muy serio. He hecho una evaluación apresurada y, entre el impacto directo de las subidas de impuestos y el indirecto derivado de la pérdida de poder adquisitivo por la congelación de mi sueldo, los efectos negativos que me produce son enormes. Que se agravan, además, por el hecho de que esta agresión se añade a las infligidas en los últimos años y, particularmente, a la reducción de salarios decretada por Zapatero.
Por otro lado, como ya sabes, yo no comparto esta política de austeridad salvaje, que nos conduce a varios lustros de estancamiento, en el mejor de los casos y, en el peor, a la debacle económica total.
Pero, a pesar de todo eso, es inevitable apreciar que el Gobierno ha hecho un cierto esfuerzo de equidad en el reparto de las cargas. Es preciso destacarlo y, es preciso también advertir el contraste entre las medidas de Zapatero en mayo de 2010 y las que adopta ahora Rajoy.
Donde Zapatero congeló las pensiones, Rajoy las sube un 1%.
Donde Zapatero le bajó el sueldo a los funcionarios un 5%, Rajoy lo congela.
Donde Zapatero subió el IVA (esto lo hizo en 2009), un impuesto indirecto que afecta por igual a todas las capas sociales, Rajoy ha subido los impuestos directos, con criterios de progresividad. El Impuesto sobre la nómina sube entre un 0,75 y un 7 por ciento, según el nivel de renta. El Impuesto sobre las rentas de capital sube del 2 al ¡6! por ciento, según el nivel de renta. El IBI se sube a los inmuebles con mayor valor catastral o a aquellos cuyo valor catastral hace más tiempo que no se ha revisado.
Otras de las medidas que considero más positivas son el mantenimiento del actual régimen del subsidio de desempleo y de la renta de subsistencia de los 400 euros para los parados que agotaron el subsidio.
Otras son lógicos retrasos en la implantación de beneficios sociales que no nos podemos permitir, como la ampliación de la Ley de Dependencia y otras medidas.
Junto a ello está el borrón de la congelación del salario mínimo, medida injusta y probablemente injustificada, dado el escaso número de personas a las que afecta.
No obstante, desde la vertiente del gasto, el Gobierno ha sido mucho más cobarde. La única medida realmente efectiva ha sido la cómoda congelación salarial de los funcionarios. Pero no se ha atrevido a hincarle el diente a las grandes bolsas de ineficiencia que están pidiendo a gritos decisiones audaces. Como suprimir las diputaciones, centenares de municipios y organismos autonómicos, el Senado, una buena parte de las Universidades y traspasar la mitad de los funcionarios del Gobierno central a las Comunidades Autónomas.
En definitiva, en mi opinión, se trata de una política económica equivocada, que agravará los efectos de la crisis y no ayudará a salir de ella a corto plazo, retrasando la recuperación.
Pero, al menos, el Gobierno ha demostrado que tiene alma y ha pretendido, desde un enfoque de centro derecha, hacer un ejercicio de reparto equitativo de las cargas que impone a los ciudadanos. Pero, como te dije antes, aunque sea capaz de apreciarlo, a mi me consuela poco personalmente.
Además, cuando pienso en las noticias de hoy me invade una incómoda sensación que ya no sé si es de desagrado, de estupor o de desdén. La sensación que me produce ver cómo queda en evidencia el Gobierno cesante. Pero no por inepto, que también, sino porque el gobierno del PP le ha dado una lección de equidad en materia de política fiscal. Y para ello le ha bastado simplemente con comportarse como una derecha con rostro humano. Quién lo hubiera dicho.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Políticos y lotería en Valencia

¿Te has enterado de lo del alcalde de Manises? Un paradigma de la España de hoy. Te lo cuento, aunque sea un poco largo, porque todos los detalles son relevantes.

Este sujeto, de nombre Enrique Crespo, es alcalde de Manises por el PP y Vicepresidente de la Diputación de Valencia y está imputado en la causa abierta por el saqueo de la empresa EMARSA, la sociedad pública que gestionaba la depuradora de aguas residuales del área metropolitana de Valencia y que fue clausurada hace poco más de un año con un agujero de 17 millones de euros. Crespo era presidente de EMARSA cuando la sociedad gastó cantidades desorbitadas para pagar servicios y suministros totalmente inverosímiles que arruinaron la empresa. Puedes ver en este enlace el detalle del saqueo de la empresa pública, del que resulta difícil destacar unos hechos sobre otros. Échale un vistazo al enlace. Aunque creas que es difícil que algo relacionado con la corrupción te sorprenda, estoy seguro de que este asunto lo conseguirá.

La Diputación provincial de Valencia celebraba una recepción navideña para periodistas el pasado jueves, día de la lotería y el presidente, Alfonso Rus, detalló cómo Crespo empezó a "pegar botes" cuando el número 53.404 fue agraciado con un premio de 125.000 euros por décimo. "¡Nos ha tocado! ¡Nos ha tocado!", decía Crespo. Rus exhibió sin ningún pudor cinco décimos del número, un premio de 625.000 euros (más de 100 millones de pesetas).

¿Cuántos décimos tenía Crespo? El interfecto declaró: "No lo sé, bastantes más que el presidente [de la Diputación]". Es decir, bastantes más de 5 décimos. Pero nunca llegó a aclarar con precisión el calibre del premio ni el número de décimos que tenía. Este furor lotero del alcalde de Manises (aun no ha dimitido, que yo sepa) no es sorprendente. Ten en cuenta que la empresa pública EMARSA que él presidía, gastaba en lotería unos mil euros al año.

El juez Vicente Ríos, que instruye la causa del saqueo de EMARSA dictó el mismo 22 de diciembre un auto para que Crespo aclarara antes de las dos de la tarde del día siguiente si efectivamente tenía décimos del número 53.404; cuántos, "con indicación del número de serie y fracción"; dónde los había depositado; y, si todavía no lo hubiera hecho, para que se le requiriera para que lo comunicara al juzgado en cuanto lo haga. Se trata de una medida cautelar destinada a hacer frente a las posibles responsabilidades del alcalde de Manises en el caso.

Un representante de Crespo se personó en el juzgado antes de la hora indicada para explicar que el alcalde de Manises sólo tenía un décimo del segundo premio.

El juez emitió de inmediato un segundo requerimiento para que Crespo aclarara, antes de las diez de la noche del día 23, si además de la fracción sexta de la serie 57 del número 53.404 "es poseedor de participaciones de otros décimos" del mismo número.

El abogado del alcalde de Manises reiteró su primera declaración y negó que el alcalde dispusiera de "participaciones" al margen de un décimo.

Berlanga, un valenciano, no habría podido idear una trama más grotesca.
¿Y qué hará ahora este pájaro con todos los décimos y/o participaciones que le han tocado? Ya no los puede cobrar él, porque el juez ha demostrado que no le gusta que le tomen el pelo. ¡Iluso! ¿Acaso dudas que este alcalde (¡lo sigue siendo!) logrará escabullirse por entre los miles de agujeros que tiene nuestro sistema penal y fiscal? Yo estoy seguro de que, de una manera o de otra y a pesar de su increíble torpeza, disfrutará de sus premios ingresando en el nutrido y sospechoso club de políticos valencianos del PP agraciados por la diosa fortuna de la lotería. Mira el presidente de la Diputación de Castellón, al que le ha tocado ya varias veces la lotería. ¡Ja!

Lo realmente increíble es que, a pesar de todas estas trapisondas, el PP cada vez reciba más votos en Valencia y en otros lugares no menos corruptos. Pero quién soy yo para reprocharle a nadie el sentido de su voto.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Derecha sin complejos

La ausencia de un acuerdo básico entre españoles acerca de los hitos más importantes de nuestra historia es una muestra más de que apenas somos una nación y no muy articulada.


Hace poco tiempo, sólo hace unos días, el anterior Presidente del Congreso, el soc ialista José Bono, colocó un busto del que fuera Presidente de la II República, Manuel Azaña, en un lugar preeminente del Parlamento. Cuando apenas han pasado unas horas de ejercicio efectivo del omnímodo poder que le han otorgado los ciudadanos al Partido Popular, el nuevo Presidente del Congreso, el derechista Jesús Posada, ha trasladado el busto de Azaña a un lugar mucho menos relevante.
Es evidente que se trata de una muestra de algo que podríamos llamar rencor histórico. La derecha española sabrá porqué le molesta que Manuel Azaña tenga en el Parlamento español la consideración que merece el último Jefe del Estado español elegido democráticamente.
Tampoco es fácil saber por qué, tras 20 años de gobiernos socialistas, el Valle de los Caídos continúa siendo un santuario en honor de un individuo que se hizo con el poder en España tras un golpe de estado y que persiguió a muchos compatriotas durante cerca de 40 años, condenándolos al exilio, la cárcel o la muerte.
La izquierda y la derecha no se distinguen sólo por los diferentes personajes y episodios históricos que enaltece cada una. Hay una diferencia aún más evidente entre ambas: la falta de complejo de la derecha para defender sus puntos de vista sobre la historia reciente. Lo que comporta una relación con la memoria de la Dictadura que oscila entre la ambigüedad y la nostalgia y un claro desprecio de la II República.
Y esto no ha hecho más que empezar.

sábado, 17 de diciembre de 2011

En el día en que murió Christopher Hitchens

Ayer murió Chistopher Hitchens. Hace poco te hablé de él aquí mismo, a propósito de su libro “Dios no es bueno”, título al que, según Salman Rushdie, le sobra una palabra. Mientras iba hacia Córdoba en el tren decidí empezar a leer sus memorias, que ha publicado bajo el título “Hitch 22”. Hace semanas que venía peleándome con la versión inglesa del libro y ayer decidí abandonar tan “loable” tarea y sumergirme ya vertiginosamente en la versión española. Son cosas que puedes hacer con el iPad, que te permite llevar encima una pequeña (o grande) biblioteca por el peso de un libro. Yo llevo ahora toda clase de cosas, no solo libros. También tebeos, como Mafalda o Tintín y algún número reciente de National Geographic. De este modo desaparecen los tiempos muertos.

He sabido de Christopher Hitchens hace no mucho tiempo, pero ha sido el suficiente para lamentar su temprana desaparición. Tenía 62 años. Sólo he leído el ya mencionado “Dios no es bueno” y, con dificultad, algunos de los últimos artículos que publicaba en Vanity Fair y, como te dije, acabo de empezar sus memorias. Aprecio en él su laicismo radical y su recta  actitud ilustrada frente a todo autoritarismo, venga de donde venga, que le ha llevado, a veces, a sostener posturas tan controvertidas como apoyar la invasión de Irak, como único modo de derrocar al sátrapa.

Ha pasado sus últimos días en el Anderson Cancer Center de Houston, únicamente con tratamientos paliativos, para morir en paz. Allí lo iban a visitar sus amigos. Ayer contaba el novelista inglés Ian McEwan, en “The Guardian” la última visita que le hizo a Houston.

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Chistopher Hitchens flanqueado por Ian McEwan y Martin Amis, en Uruguay

Dice Ian McEwan que Hitchens apreciaba mucho las visitas (“nadie fue nunca tan fácil de visitar en un hospital”). Cuando despertaba de sus sueños inducidos por la morfina, le gustaba que estuviera presente alguno de sus amigos, para iniciar una animada charla. En su última visita, cuando llegó McEwan hasta el hospital desde el aeropuerto, antes siquiera de saludarse, Hitchens vio que sobresalía un libro del equipaje de su amigo. Dice McEwan que ellos nunca habían hablado antes del autor del pequeño libro, una historia subterránea de Londres. No obstante, Hitchens disertó un buen rato sobre el autor y el resto de su obra, que parecía conocer perfectamente y, ya cuando terminó, ambos se saludaron. Hitchens se leyó el libro esa misma tarde, llenándolo de anotaciones en los márgenes.


No sé por qué charlaba yo ayer tarde con mi madre sobre la teoría de la evolución, y su posible compatibilidad con la creencia en Dios. Asuntos inusuales entre nosotros, por cierto. Hoy ha muerto un prominente ateo, le dije a mi madre, refiriéndome a Hitchens, y le comenté por encima mi lectura de “Dios no es bueno”.


Mi madre me dijo que había vivido en varias ocasiones experiencias que ella interpretaba como indudables señales de la presencia de Dios y se refirió en concreto a una vivencia triste para todos nosotros que yo recordaba perfectamente, de la que me dio algunos detalles que no sería delicado que yo revelase aquí. Le dije que yo siempre había pensado que la fe, si era algo, era un asunto personal y no científico y que así entendía yo sus vivencias.


Luego me quedé pensando que las razones que conducen a mi madre a creer y a mi en dirección contraria son, en el fondo, las mismas. Yo nunca he percibido las señales de las que habla mi madre, a pesar de haberlas buscado denodadamente en alguna época de mi vida. Ahora ya, no sólo no las busco, sino que si algo así apareciera en mi vida, no lo atribuiría a una intervención sobrenatural. Haber leído a Hitchens y a otros y mi propio saber y experiencia me dicen que no es posible demostrar la existencia de Dios y que, aunque no es más fácil demostrar lo contrario, yo más bien pienso, como Richard Dawkins (“El espejismo de Dios”), que es casi seguro que no hay Dios.

martes, 13 de diciembre de 2011

Curioso "banquillo"


Más que banquillo parece sillón, butaca, poltrona, escaño, sitial o trono. ¿Será un presagio de la sentencia?

sábado, 10 de diciembre de 2011

Prejuicios en la cumbre

Los resultados de la cumbre europea han estado mediatizados por los hondos e irredentos prejuicios de dos grandes naciones europeas. El temor irracional alemán a la inflación, fruto del trauma de la hiperinflación de la República de Weimar y el gusto inglés por la diferencia y el aislacionismo, cuya más sarcástica manifestación es ese real o imaginario titular de un periódico de Londres: “Niebla en el Canal de la Mancha. El continente aislado”.

Cumbre UE diciembre 2011

Cameron y Merkel, cada uno a lo suyo y con lo suyo

Un proyecto político impulsado por rancios prejuicios, en el mejor de los casos, sólo obtendrá resultados mediocres. No puedo elegir, pero me tienta aplaudir la vía inglesa. La gran diferencia entre los prejuicios ingleses y los alemanes es que los primeros son optimistas y los segundos pesimistas. Los ingleses piensan que aislados les va mejor, como les ha ido siempre. Los alemanes piensan que para evitar que se repita el caos económico de los años 20 tienen que meter en cintura a sus “atolondrados” socios. Aun a costa de que los países periféricos de Europa (España, Portugal, Grecia e Italia) entremos en una era de estancamiento económico que puede durar más de una década.

Como dije, nuestra opción no ha podido ser Inglaterra o Alemania, sino Alemania o el caos. Por cierto, eso de que los ingleses, al defender los privilegios de “la City”, se han movido por puro egoísmo es una estupidez. Como si a Alemania la hubiera movido el altruismo. ¡Ja!

Descalabro

Te transcribo el artículo de El País de hoy de Félix de Azúa. Le añadiría algunas cosas, pero no le quitaría casi ninguna.

feliz_azua
"Un descalabro
Félix de Azúa

Creo que la alarma debería haberse disparado hace ya bastantes años, pero en todo caso un partido socialista capaz de considerar como valor indudable para la sucesión de Zapatero a una profesional del humo como Carme Chacón, de la que nadie conoce una sola idea, es un partido que da señales de parálisis.

El abandono de los votantes puede tener muchos motivos. También deben de haber optado por varias alternativas, muchas de ellas respetables. En todo caso yo sé cuál ha sido la mía y la razón principal para abandonar el partido al que he dado mi voto desde la muerte de Franco. Ha de ser un caso frecuente, así que (excúseme la inmodestia) escribo en nombre de varios centenares de miles de ciudadanos que han rechazado la imposible candidatura del PSOE. Y la causa es fácil de resumir: creo que han caído en el más absoluto desconcierto.

Por ejemplo, es de todo punto incomprensible que el presidente de los socialistas vascos sea Eguiguren, un melifluo valedor de quienes han defendido el asesinato como arma política. Aún confunde más el que Montilla, promotor del hundimiento del socialismo catalán, siga en su sillón, mudo, como es lógico. Los socialistas periféricos descubrieron el nacionalismo y fueron aplaudidos por la ejecutiva, pero pasarán a ser irrelevantes porque esa opción, a mi entender inequívocamente derechista, está muy bien representada por los grupos oligárquicos urbanos y los ruralistas, una unidad que ha funcionado perfectamente desde el siglo XIX.

No es menos confuso el sur, en donde el nacionalismo aún no ha cuajado (todo llegará), pero cuyos dirigentes se dedican a la compra de voluntades de un modo tan evidente que algunos acabarán en el banquillo. Así que mientras los socialistas catalanes apoyan las muy reaccionarias tesis de que Andalucía les roba el dinero, los socialistas andaluces se dedican a repartir subvenciones para ganar votantes.

La contradicción parece que no preocupa a nadie en el partido, pero los votantes se preguntan qué están votando.

Descontadas las tres regiones hasta aquí mencionadas, el partido socialista simplemente ha desaparecido del restante mapa español. Algo se habrá hecho mal, deduce cualquier persona con un gramo de seso, pero luego observa las secuelas de la debacle y advierte que todo sigue igual, incluido el indescriptible presidente Zapatero y su corte de aduladores, o el curtido candidato que ha conseguido hundir las encuestas más pesimistas.

Con la mejor voluntad uno se dice que ese partido no sabe lo que quiere, excepto mantener el sueldo de sus jerarcas. Y con mala voluntad lo plantea al revés:siendo así que lo único que les importa a los jerarcas socialistas es mantener la nómina, no es raro que el caos se haya apoderado de unas siglas que habían suscitado la esperanza de millones de españoles hace décadas. ¿Cómo se ha producido un fenómeno tan extraordinario? ¿Cómo puede ser que le esté sucediendo al PSOE lo que ya le sucedió a la UCD?

Casi todos mis amigos y conocidos, o bien han ocupado cargos en el partido socialista o bien han sido votantes inquebrantables, exceptuada la última elección. Durante muchos años hemos hablado, discutido, nos hemos reído de las meteduras de pata y hemos celebrado los aciertos. Sin embargo, en los últimos años algo ha cambiado. Ya no era posible hablar libremente. Uno tenía que ir con cuidado porque los socialistas se ofendían fácilmente, signo inequívoco de inseguridad. Argumentar no estaba bien visto. En cuanto te apartabas un poco de la ortodoxia comenzabas a ser mirado de soslayo como un posible submarino del PP. Y si la diferencia era de gran tamaño, como era inevitable en Cataluña, no había conversación posible y uno era tachado de facha sin más transición. Y sin embargo, los disidentes sabíamos que los fachas eran ellos porque querían aplastar a la disidencia.

La confusión se adueñó de los socialistas a partir del Gobierno tripartito de Cataluña que significó un giro radical en el ideario histórico: del internacionalismo se pasó a un nacionalismo derechista. De rebote y por mantener una imposible coherencia, los socialistas vascos del ramo Eguiguren comenzaron a coquetear con los de Batasuna y los socialistas gallegos se compraron una gaita. Por milagro aún no han reivindicado los socialistas andaluces su, a todas luces, poderosa identidad nacional. A nadie del partido se le ocurrió que en Italia, país similar a España, pero con contrastes de identidad mucho mayores, solo la ultraderecha plantea diferencias "nacionales".

Si a la deriva derechista se añade la política de imagen (y solo de imagen) que consistió en montar una especie de ONG universal para sumarse a cualquier manifestación de agravio (o de agravia), en lugar de analizar con seriedad los problemas de las minorías (por ejemplo, los castellanohablantes de Cataluña) y considerar su componente de clase (baja) como elemento de conflicto, el resultado es la convicción de que ese partido derechizado tiene tan mala conciencia que solo es capaz de políticas pánfilas, pero hipócritas.

Salir de ese pantano no va a ser tarea sencilla, sobre todo cuando han propiciado el poder omnímodo de un PP que si ahora congela sus extremos eclesiásticos y se centra, bien puede durar tres legislaturas. La renovación del PSOE se va a realizar con un horizonte sin estímulos y una travesía tan larga y triste que difícilmente alguien con talento y voluntad se va a poner al frente de la empresa. Sucederá lo peor: se impondrá la pereza, la resignación, la parálisis de quienes controlan el poder burocrático, lo que dará una oposición gritona y sin convicción.

Medidas serias, como la de obligar a los socialistas catalanes a que aparten sus manos del pastel nacionalista, o bien, si no, que el PSOE se presente en Cataluña con sus propias siglas, me parecen imposibles de alcanzar. Dejar atrás la estúpida dialéctica de "el pueblo contra los banqueros", que es una aceptable caricatura para Izquierda Unida, pero no para un partido con ánimo de gobernar, tampoco parece fácil. Justamente una de las últimas decisiones del Gobierno socialista ha sido la de indultar a un banquero tramposo sin dar explicaciones. Y esa es otra causa de defección: exigir a los socialistas con tareas ejecutivas que justifiquen sus actos, que respondan de sus errores, chapuzas, fracasos y corrupciones, parece una petición de ingenuo idealismo.

Me parece a mí que estos dirigentes no entienden que las corruptelas y los desórdenes éticos se dan por descontados en la derecha y no afectan a su votación, como ha dejado bien claro el caso de Berlusconi, pero la izquierda debería tener como principios inalterables la honestidad, la cultura, la educación y la justicia. Algo de eso van a tener que proponer en su refundación aunque tengan muy pocos candidatos ejemplares.

Pero no van a tener más remedio. Algo que parecen no tomar en consideración los actuales dirigentes del socialismo español es que los votantes han cambiado considerablemente desde la época de Felipe, cuya presencia en estas elecciones, por cierto, nos ha afligido a muchos de sus antiguos votantes. A los ciudadanos ya no se les puede llevar de la nariz con un periódico y dos cadenas de televisión. Hay ahora otros instrumentos para conocer con exactitud lo que están cocinando quienes se presentan como sacrificados amigos del pueblo.

En su inevitable refundación no estaría mal que los socialistas comenzaran, por ejemplo, diciendo la verdad sobre su confusa ideología y aceptando que la guerra fría ya ha terminado. La izquierda necesita otro lenguaje y nuevos conceptos. Si así lo hicieran, todos se lo agradeceríamos porque quizá sería posible volver a sentir simpatía por ellos e incluso a lo mejor recuperaban nuestro respeto, que es la condición imprescindible para volver a ganar unas elecciones."

jueves, 8 de diciembre de 2011

Todos por el precio de dos

Con la que está cayendo, a la Reina no se le ocurre otra cosa que dar esta muestra pública de apoyo a su hija y a su yerno.
¿Es que come toda la familia del "urdangarazo" o han decidido inmolarse juntos? O las dos cosas a la vez.
Al final, caerán todos por el precio de dos. ¡Viva la III República!, dirán algunos.