lunes, 18 de marzo de 2013

Mind the gap


Bonito artículo de Manuel Contreras hoy en el ABC de Sevilla. La estación de Embankment, a la que tantas veces llegué, de la que tantas veces salí y cuyos alrededores llegué a conocer hasta convertirlos en un entorno familiar, me trae muchos recuerdos.
Quizá algún día me crucé con Margaret. Incluso, a lo mejor, estuvimos sentados en el mismo banco metálico sin saberlo.
Cómo una expresión tan breve y tan impersonal ha logrado elevarse a la categoría de símbolo de una ciudad a la que no le faltan: el Big Ben, las cabinas de teléfonos, los autobuses de dos pisos, los buzones rojos, los bobbies...y "Mind the gap".

https://youtu.be/T5Em-xoAtSM


domingo, 17 de marzo de 2013

Cuidado dónde te metes, Montoro



El Ministro de Hacienda tiene la desfachatez de perseguir, poco y mal, pero perseguir, a fin de cuentas, el fraude fiscal, indiscriminadamente. Es decir, que los inspectores de Hacienda no dejan de meter las narices (nunca mejor dicho) porque en el lugar del posible fraude "huela a votos del PP". Me pregunto, por cierto, qué olor será ese.
A nuestro dilecto columnista, esa actitud del Ministro Montoro no le parece bien. Salvando las distancias, que no son muchas (los extremos se tocan), me recuerda a las gestiones de Carod Rovira, para que la ETA no cometiera crímenes en Cataluña, sino en el resto de España. Así Burgos parece decirle al Ministro que vaya a buscar el fraude a otros pagos, que no le cuesten votos al PP.
Este es el concepto de ciudadanía y de conciencia fiscal que tienen los líderes de opinión. Así nos va.

Justicia, no caridad


"Una Iglesia pobre y para pobres". Estas palabras no significan nada. Si esa idea tuviera algún significado real no sé si la formularía el Papa. Pero, de lo que estoy seguro es de que el ABC huiría despavorido.
En la misma línea, el mismo periódico nos ofrece hoy otro ejemplo significativo:


Siempre he pensado que para acabar con la pobreza y las agudas desigualdades entre los seres humanos es imprescindible terminar antes con las obscenas formas de riqueza. De ahí saldrán los recursos para acabar con la pobreza. Porque luchar contra la pobreza no es una cuestión de caridad, sino de justicia, humana o divina, me da igual. En el proceso hacia la igualdad entre los seres humanos, suponiendo que ese proceso exista, la caridad es, en el mejor de los casos, apenas un deseo bienintencionado y, en el peor, el subterfugio bajo el que se cobija el descuido de las obligaciones legales y morales ante nuestros semejantes más desafortunados.
En fin, ese ‘desvelo’ por la pobreza y los pobres, expresado entre oros, platas y brocados, suena en mis oídos inverosímil, ya provenga la protesta del Papa de Roma, o del Hermano Mayor del Gran Poder o de la Macarena. Vano lavado de conciencia a la vista de todos.

sábado, 16 de marzo de 2013

Todo lo que era sólido



Antonio Muñoz Molina describe en su último libro nuestra debacle colectiva como sociedad y como nación. El libro contiene un diagnóstico certero de las causas del desastre y algunas lúcidas recetas para afrontarlo.
Aunque no lo terminé aun, incluyo aquí, con un orden personal, algunas de las mejores cosas que he leído hasta ahora.

El poder público, la Administración y los funcionarios.

"Lo que sin que nadie lo advirtiera o lo denunciara empezó a suceder hacia mediados de los años ochenta es que al mismo tiempo que las instituciones públicas empezaban a disponer de mucho dinero desaparecían los controles efectivos de legalidad de las decisiones políticas. Entre todos los errores de la Transición española que se aireaban tan acusadoramente cuando aún nos estaba permitido el lujo de la obsesión por el pasado, uno de los más graves no lo ha mencionado casi nadie: la incapacidad de crear una administración pública profesional, solvente, atractiva como oportunidad de trabajo y progreso personal, austera, ajena a la política y a los vaivenes electorales, escrupulosamente sujeta a la ley."

"En los márgenes de la administración empezaron a crecer organismos híbridos que ya no estaban sometidos a los antiguos controles y que por lo tanto dependían únicamente de los dirigentes políticos: empresas públicas, consorcios, patronatos, que al parecer, libres de las célebres trabas burocráticas, gestionarían las cosas con la eficacia y el dinamismo de negocios privados, lo mismo el suministro de agua que las fiestas o los museos o que la construcción de viviendas públicas y la planificación de las ciudades."

"Cuando yo entré en el ayuntamiento de Granada el suministro de agua potable se gestionaba en una pequeña oficina que tenía una puerta de cristal esmerilado con un simple letrero: NEGOCIADO DE AGUAS. Dos o tres años después el negociado se había convertido en una empresa con su director ejecutivo y su consejo de administración y ocupaba varias plantas en un edificio moderno y caro de la ciudad que tenía en la fachada un nombre tan complicado que resultaba difícil de pronunciar, pero que en toda su dificultad y longitud se las arreglaba para omitir la palabra agua: Empresa Municipal de Abastecimiento y Saneamiento de Granada Sociedad Anónima. EMASAGRASA."

"De la carrera administrativa nadie volvió a acordarse porque los partidos políticos, los unos y los otros, los mayoritarios y los minoritarios, los de derecha con la misma convicción que los de izquierda y los independentistas que los centralistas, prefirieron ocupar las instituciones antes que reformarlas por dentro, desactivando los mecanismos de legalidad allí donde existían, no permitiéndoles llegar a existir cuando se creaban de la nada organismos nuevos."

"Habría sido necesario construir una nueva legalidad democrática: lo que hicieron fue sustituir la antigua por la potestad de ejercer incontroladamente el albedrío político. Cambiaron las leyes no para hacerlas mejores sino para asegurarse de que podrían actuar al margen de ellas. Y desde luego nunca crearon la carrera administrativa: a los funcionarios profesionales pero no dóciles políticamente los apartaron de los puestos de responsabilidad o los forzaron a marcharse por desmoralización o aburrimiento."


El empleo de los recursos públicos.

"La ruina en la que nos ahogamos hoy empezó entonces: cuando la potestad de disponer del dinero público pudo ejercerse sin los mecanismos previos de control de las leyes; y cuando las leyes se hicieron tan elásticas como para no entorpecer el abuso, la fantasía insensata, la codicia, el delirio —o simplemente para no ser cumplidas."

"Sólo unos años antes las instituciones eran demasiado pobres y cualquier gasto o contrato que hacían estaba sujeto a concursos meticulosamente regulados, a la árida inspección jurídica de aquellos funcionarios sobre quienes los altos cargos políticos no tenían más autoridad que la de la ley. Ahora esos funcionarios habían perdido una gran parte de su poder de otro tiempo, o en algunos casos se habían dejado comprar, y los alcaldes y los concejales podían contratar y gastar prácticamente a capricho, y tomar decisiones sin someterlas a tediosos cálculos de gasto."

"Para que un proyecto público se ponga en marcha no debería bastar la voluntad de quien decide emprenderlo: habrá que saber antes si está dentro de la ley y si es viable, y esa evaluación sólo pueden hacerla personas técnicamente capaces que no dependan del favor político."

La fiesta en España.

"Es triste que en un país la idea de la fiesta incluya con tanta regularidad la ocupación vandálica de los espacios comunes, el ruido intolerable, las toneladas de basura, el maltrato a los animales, el desprecio agresivo por quienes no participan en el jolgorio: mucho más triste es que la autoridad democrática haya organizado y financiado esa barbarie, la haya vuelto respetable, incluso haya alentado la intolerancia hacia cualquier actitud crítica. Nadie venido de fuera tiene derecho a denostar lo que somos. Cualquier objeción es una injuria contra la comunidad entera. Y quién se atreverá a disentir desde dentro, a actuar como renegado o traidor y aceptar el ostracismo."

"La fiesta como identidad y casi como forma de vida y no la secuencia de los días laborables, del tiempo en el que el trabajo se compensa con el ocio privado; la fiesta como obligación unánime, como prolongada interrupción de la normalidad, como expresión de lo verdadero y lo irrenunciable, lo masivamente compartido; la fiesta como culminación del año y como gasto prioritario del presupuesto público; la fiesta legitimada por los siglos o envejecida a los pocos años de su invención; la fiesta como cultura recuperada, salvada después de una supuesta persecución que añade la categoría de víctimas heroicas a los que la celebran; la fiesta con pregones altisonantes en los que alguien cobra un dineral por celebrar con prosa de fritanga las glorias locales, la fiesta con procesiones solemnes, con galas litúrgicas, con complicaciones protocolarias, con trajes regionales, con corridas de toros, con carreras de mozos beodos delante de becerros despavoridos, con batallas colectivas en las que se arrojan y se pisotean toneladas de tomates, con aterradores escándalos de petardos por culpa de los cuales de vez en cuando muere alguien o hay un incendio; la fiesta en la que hacen reportajes equipos de televisión extranjera, confirmando lo brutos y primitivos y lo exóticos y coloristas que son los españoles, incluso aquellos que celebran su fiesta en un éxtasis de autenticidad antropológica que les confirma su obstinación de no ser españoles; la conmemoración de la conmemoración: en 1992 se conmemoraron con una exposición universal los cuatro siglos del descubrimiento de América y en 2012 se ha conmemorado el vigésimo aniversario de la exposición del 92.

"Y si hay algo en España de lo que no se puede disentir es del totalitarismo de la fiesta, en el que se confunden con entusiasmo idéntico la izquierda y la derecha."

El cargante nacionalismo.

"Después de un viaje a Irlanda Borges notó educadamente que los irlandeses vivían «dominados por la extraña pasión de ser incesantemente irlandeses». Que los nacionalistas vivan subyugados por las mitologías patrióticas del origen y por la obsesión de la pureza es comprensible. Que la izquierda no sólo les apoye en cuanto se le presenta la ocasión sino que además los imite en cada uno de sus desvaríos y se esfuerce en ir todavía más lejos es un enigma que por cansancio yo he renunciado a explicarme."

"Pero es más misterioso todavía que viniendo de la doble tradición del universalismo ilustrado y del internacionalismo obrero la izquierda se convirtiera tan velozmente, tan integralmente, a la superstición nacionalista por las identidades colectivas."

"Primero se hizo compatible ser de izquierdas y ser nacionalista. Después se hizo obligatorio."

"Los sistemas de creencias totales segregan defensas que desactivan al adversario con el automatismo de los anticuerpos o de las espinas o las sustancias tóxicas de las plantas."

"Hay nacionalistas españoles, desde luego, y pueden ser bastante desagradables; pero no por españoles, sino precisamente por nacionalistas: por repetir como en un espejo los ademanes de intransigencia simétrica de sus adversarios; por compartir con ellos el fetichismo del origen, la obsesión por la pureza, la creencia religiosa en un pueblo intachable y heroico que se ha mantenido idéntico a sí mismo desde la prehistoria, a pesar del acecho sin descanso de ese conveniente enemigo que tiene la culpa de todas sus desgracias, que reúne en su extranjería radical todas las formas de la inferioridad y la vileza."

"Es su negación puritana y tajante de todo lo que parezca español el rasgo más español de los nacionalistas que niegan no sólo cualquier atisbo de lealtad a España sino la misma existencia de ese país cuyo nombre no pronuncian nunca, a no ser como insulto."

"La ciudadanía es fragmentaria: el pueblo es un bloque sólido que manifiesta su voluntad con una sola voz, si bien escuchada a través de intérpretes especialmente sensibles a ella, como líderes, padres de la patria, poetas nacionales, etc. Incluso ha habido ladrones, estafadores y asesinos que aseguraban obedecer el mandato del pueblo, y sacerdotes y obispos dispuestos a corroborar esas capacidades telepáticas."

"El pueblo asegura el abrigo inmediato de lo colectivo y lo inmemorial, el halago de compartir valores ancestrales. La ciudadanía, por comparación, ofrece poco más que intemperie, y cada una de sus ventajas posibles está sometida al contratiempo de la responsabilidad y la incertidumbre."

"El miembro del pueblo se sabe ungido por una garantía de perfecta inocencia. La inmersión en una colectividad ennoblecida por la historia y hasta por la prehistoria y caracterizada por méritos que la hacen única y ejemplar en el mundo le da derecho a ir con la cabeza muy alta, con la tranquilidad del que está a salvo de la duda sobre sí mismo y sobre los suyos, del que está seguro de sus merecimientos, como el aristócrata antiguo de sus privilegios. Y si siente que le falta algo la razón está clara: es que se lo han quitado los opresores, España, o esa entidad tentacular y mesetaria a la que llaman Madrid."

"Cualquier objeción a la manera bastante atolondrada en la que se ha ido descentralizando el país convierte a quien se atreva a formularla en un partidario del centralismo, y quizás también en un fascista; cualquier apelación a los valores y los símbolos de la ciudadanía común y no sólo los de las pertenencias regionales o nacionales será considerado un gesto de agresivo nacionalismo español."

"Victimismo y narcisismo son los dos rasgos del nosotros intacto que las clases políticas y sus aduladores y sirvientes intelectuales han levantado en cada comunidad, proscribiendo o dejando al margen no sólo cualquier referencia favorable al marco político común sino casi cualquier noción adulta de ciudadanía."

"Lo que algún historiador llama «el envejecimiento del presente» responde a una idea halagadora del tiempo que permite sufrir siempre como recién recibidos agravios que, si fueron ciertos, los padecieron otros hace siglos: pero también celebrar como propios, y envanecerse de ellos, logros o aciertos de desconocidos que llevan muertos miles de años, y que sin embargo forman parte de ese nosotros entre publicitario y místico del narcisismo colectivo."

"He hablado en Nueva York con bastantes personas que vivían en Yugoslavia en 1989 y todas me han contado que nadie dudaba de la solidez del país y que la idea de una guerra civil era tan inverosímil que ni siquiera se pensaba en ella."

La corrupción y otras cosas.

"En la España alucinada de todos estos años la comunicación sobre las cosas ha sido mucho más importante que las cosas mismas, hasta el punto de que ya no se podía distinguir entre un hecho real y lo que se llamaba su impacto mediático."

"Desde hacía muchos años la clase política se había especializado en la invención de simulacros. Cuando no estaban organizando exposiciones universales o campeonatos mundiales de motociclismo o de Fórmula 1 fundaban parques temáticos: el caso era estar siempre erigiendo realidades paralelas, entelequias espectaculares."

 "Han pasado treinta y tantos años y una de las razones de que la libertad de expresión siga siendo tan difícil de ejercer en España es que ni a un lado ni a otro se ha practicado la crítica hacia los propios orígenes y los propios errores, y porque las iniciativas de concordia que permitieron entonces el establecimiento de la democracia ahora han desaparecido en un repliegue hacia la intransigencia, en el que los impulsos sectarios de la clase política han sido alentados y hasta jaleados por una parte de la clase periodística, por la parte más visible de la clase intelectual."

"En la España de los espejismos y de los retablos de las maravillas para hacerse rico no es preciso inventar nada, ni fabricar nada, ni arriesgar esfuerzo y dinero desarrollando una tecnología que puede o no dar beneficios al cabo del tiempo, ni crear puestos de trabajo, ni saber hacer nada. Lo que hace falta es ser alcalde o concejal de urbanismo y tener la potestad de recalificar terrenos rústicos como edificables; es gozar de la confianza o simplemente haber comprado a un concejal o a un alcalde para saber a tiempo qué terrenos van a ser recalificados. Eso es todo. No hace falta nada más. Y eso era lo que sucedía en enero y febrero de 2007, lo que reventaba a veces como un absceso porque un juez abría una investigación, o porque un empresario se cansaba de pagar comisiones y ponía una denuncia, o porque alguien del partido contrario o incluso del mismo partido de los corruptos se hartaba de asistir pasivamente a tanta inmundicia. Me faltaban páginas en el cuaderno para copiar tantas noticias de sinvergonzonería y expolio."

"Lo importante era comunicar bien. Que un verbo hasta entonces transitivo se convirtiera en intransitivo es un indicio gramatical de la trapacería que ocultaba."




jueves, 14 de marzo de 2013

El PSOE ya no existe en Cataluña




Magnífico discurso de Albert Rivera en el Parlamento catalán, donde se debatía una proposición del Partido Socialista, sobre la milonga del 'derecho a decidir'.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Contra la balcanización de España

Lee aquí un manifiesto contra la balcanización y el suicidio de España y, si estás de acuerdo, vótalo y distribúyelo a todos tus contactos. Es una página segura y no tienes que dar ningún dato para votar.


La conferencia de Savater

¿Dónde está Wally?


Una de las cosas que dijo Savater es que navegamos en una tormenta perfecta y el temporal le ha destrozado los aparejos a nuestro barco. Pero no podemos parar en puerto, sino que tenemos que arreglarlo mientras continuamos navegando, tratando de evitar el naufragio. No puedo decir que lo que ayer nos proporcionó en la conferencia fuese una carta de navegación. Esbozó algunas ideas, pocas, con cierta desgana. La más importante fue la exigencia de que los ciudadanos nos comportemos como tales y hagamos política. Dijo, más o menos, que los ciudadanos no nos debemos preguntar "qué va a pasar", sino "qué vamos a hacer".
Se declaró, más que indignado, colérico, no sólo como actitud coyuntural ante la situación, sino como rasgo de su carácter. Contó una sabrosa anécdota al respecto. Al parecer, una amiga suya argentina, que se dedica a la cría de caballos de carreras (confesa pasión de Savater), cruzó una yegua de nombre Frequency con un semental de la yeguada, llamado Indignation y al fruto de la coyunda le llamó Savater.
En el coloquio, un pertinaz exhibicionista nos largó un espiche en el que nos venía a decir que la humanidad se 'jodió' cuando descubrió la agricultura (ya hace algún tiempo), momento a partir del cual se rompieron los lazos de fraternidad y la esencial armonía e igualdad que reinaban hasta entonces entre el género humano. Savater interrumpió abruptamente la plática, diciéndole al postulante que aquello eran monsergas. El hombre continuó porfiando  y citó al autor de aquellas teorías y la circunstancia de haber recibido un premio, cuyo nombre no recuerdo. Savater le dijo que no había oído en su vida hablar ni de tal autor ni de tal premio y acabó con aquella intervención absurda, con cajas destempladas.
La conferencia fue una faena de aliño, aunque con cierto interés. Entre otras cosas, sirvió para confirmar lo perdido que anda el mundo y nosotros dentro de él.