viernes, 29 de agosto de 2008

Miss Wasilla a la Casa Blanca

Si crees que es indiferente quién gane las próximas elecciones presidenciales en los EE.UU., mira el curriculum de la fantoche que han seleccionado para la candidatura a la Vicepresidencia por el Partido Republicano, la sin par Sarah Palin.

- Miss Wasilla 1984. Wasilla es un pueblo de Alaska que tenía 1.600 habitantes en 1980.
- Socia de la Asociación Nacional del Rifle.
- Partidaria de enseñar el creacionismo en la escuela.
- Militante antiabortista.

jueves, 28 de agosto de 2008

De vivos y muertos

Hace días que llevo queriendo escribir algo sobre el proceso de identificación de las víctimas de la tragedia de Barajas. No acabo de animarme porque, a pesar de que no cultivo este blog con la intención de obtener ningún tipo de aprobación ajena, sino como mero pasatiempo personal, temo que mis opiniones sobre este asunto puedan ofender a más de uno.
De modo que toda persona que considere que no caben otros rituales mortuorios y funerarios que los usuales y establecidos y que lo que está ocurriendo con la identificación de los cadáveres es lo único apropiado a la naturaleza humana, quizá debería dejar de leer este comentario. Creo que como aviso es suficiente, así que procedo.
Una tragedia humana de las dimensiones de la de Barajas plantea, en primer lugar, la necesidad de identificar a las personas fallecidas. Sus familiares, amigos y otras personas interesadas necesitan tener la certeza de la muerte.
Tratándose de una catástrofe aérea y habida cuenta cómo se lleva a cabo el proceso de reserva, facturación y embarque de pasajeros en el transporte aéreo, tanto las autoridades aeroportuarias como las compañías responsables del fletamento de la aeronave deben estar en condiciones de acreditar de modo fehaciente quiénes fueron las personas que embarcaron en un determinado vuelo. Y, como debe descartarse de modo prácticamente absoluto, que algún pasajero se haya apeado en marcha, en caso de accidente, la presunción de que las personas accidentadas son todas las embarcadas es también absoluta.
De modo que ya tenemos identificados a los pasajeros sin ningún género de dudas, salvo prueba en contrario, que se antoja, como ya hemos dicho, muy remota.
A partir de aquí empieza mi estupor con el normal modo de proceder de mis congéneres en estos casos. Debido a una motivación sin duda imperiosa y que, por ello, presumo relacionada con impulsos antropológicos bien arraigados en la conciencia humana, los familiares de las personas fallecidas consideran como algo absolutamente irrenunciable, en la mayoría de los casos, el traslado de los restos mortales de sus deudos a su lugar de origen. Pero, no necesariamente, y aquí radica una de las causas de mi estupor, para inhumar dichos restos en la tierra que les vio nacer, pues, en muchos casos, se trata simplemente de incinerarlos en Gran Canaria (donde nacieron y procedían), en lugar de en Madrid (donde murieron).
En fin, para continuar, no tengo más remedio que ponerme algo truculento. Cuando los cuerpos no están muy dañados y son perfectamente reconocibles a simple vista, dar satisfacción a ese impulso “irrenunciable” no es excesivamente costoso, ni emocionalmente, ni desde otros puntos de vista. Pero, en el caso que estamos comentando, hace ya varios días que los forenses han superado la fase de fácil reconocimiento y la labor que están llevando a cabo sólo obtiene éxito mediante la aplicación de complejas y suponemos que costosas técnicas. La cuestión se está volviendo tan vidriosa que alguno ya ha apuntado la posibilidad de que no se logre reconocer a todas las víctimas e, incluso, de que no se pueda afirmar con certeza si se cuenta con restos de todas ellas. Es decir y siento tener que ser tan crudo para explicarlo, puede darse el caso de que, finalmente, los forenses, después de identificar a la mayoría de los cadáveres, mantengan dudas como las siguientes:
- Quedan restos de más cadáveres, pero no podemos saber quién es quién debido a su mal estado y a que sus vínculos de parentesco dificultan la identificación mediante el ADN.
- No podemos afirmar que entre los restos no identificados haya restos de una o más de las víctimas (su cuerpo pudo desintegrarse completamente en el incendio).
- En fin y otras hipótesis macabras que cualquiera se puede imaginar.
Todo este proceso, además, está conllevando que los familiares de los fallecidos aguarden la identificación en un lugar próximo a donde se está realizando y, en muchos casos, a mucha distancia de sus hogares, lo que aumenta su quebranto emocional.
Evidentemente, en los casos que he mencionado, la espera habrá resultado inútil, porque finalmente a la familia sólo le quedará la opción de hacerse cargo de unos restos que pueden o no ser de su deudo o, en el caso peor, se quedará sin resto alguno.
La asunción de las consecuencias de la tragedia por los afectados y por la sociedad en general, que he descrito sucintamente, me resulta inapropiada. Así que expondré brevemente qué me parece a mí lo apropiado en un caso como este.
En primer lugar, me quedaré completamente conforme con la información que me ofrezcan las autoridades y las compañías aéreas sobre las personas que viajaban en el avión siniestrado.
En caso de fallecimiento de un familiar, solicitaré hacerme cargo de sus restos si son rápida e inmediatamente identificables, para su incineración, o inhumación, si ese era su deseo, en el lugar del accidente, sin someter al cadáver a ningún absurdo desplazamiento a ningún sitio.
Si la identificación se vuelve dificultosa, entenderé que lo razonable es proceder a una inhumación o incineración común de los restos no identificados en el más breve plazo y en el lugar del accidente, con el fin de no agravar mi sufrimiento y el de mis familiares con una estúpida espera de días o semanas.
Si, a petición del resto de los afectados, se llevase a cabo el proceso de identificación hasta el final, aguardaré su resultado en mi casa, “tranquilamente”.
Por tanto, no comparto la concepción social y moral que quía las prácticas mortuorias y funerarias relacionadas con el accidente de Barajas, que son las habituales y esperables, por otro lado. Lamento decirlo, pero me parecen inhumanas para los vivos y morbosas y un punto hipócritas para los muertos y conducen a un tráfico de cadáveres que no considero justificado en los tiempos de hoy.

N.B.: Todo lo dicho me parece igualmente aplicable al caso del Yak 42 (dejando de lado la torpe gestión del asunto que realizaron las autoridades).

sábado, 23 de agosto de 2008

Todavía están a tiempo

Lo que muchos temimos empieza a confirmarse. Obama es un candidato con pies de barro y techo de cristal, mucho más vulnerable ante McCain que los Clinton. Afortunadamente, no todo está perdido. La convención demócrata aún puede arreglar el desaguisado de las primarias y elegir a Hillary Clinton candidata del Partido Demócrata a las elecciones presidenciales. Muchos demócratas del mundo entero agradeceremos no tener que soportar otros previsibles ocho años de gobierno republicano en la metrópoli.