jueves, 29 de mayo de 2008

El bochornoso capote del Cardenal Amigo a Losantos

El Arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, declaró ayer que "lo que está demostrado es el gran respeto que tiene la Conferencia Episcopal por el periodista, la libertad de expresión, el derecho a estar informado y el dar espacio, aunque a veces uno puede estar de acuerdo o no estar de acuerdo, con las expresiones que se dan en ese espacio de comunicación, es decir que la Conferencia Episcopal sabe también arriesgarse en pro de valores que creo que todos nosotros compartimos".
Estas declaraciones fueron hechas, ¡qué casualidad!, el día en que se celebraba el juicio oral contra Losantos, por la querrella por injurias interpuesta por Gallardón.
Este purpurado no suele dar puntada sin hilo, de modo que, a partir de ahora, será dificil seguir sosteniendo que un sector del episcopado querría moderar la incendiaria línea de la COPE. Está claro que están a gusto con Losantos y el resto de la jauría. Allá ellos, con semejante hoja parroquial, no dejará de menguar la parroquia.

El error de Gallardón

Gallardón no debió querellarse con Losantos por el motivo por el que lo ha hecho. Que el gritón con frenillo de las ondas episcopales le acusara de no querer investigar hasta la naúsea el 11M y cosas parecidas no me parece algo delictivo. Si alguien fuera condenado por injurias por algo así, se resentiría la libertad de expresión. Por eso, creo que la justicia absolverá al matón radiofónico.
El problema que plantea la iniciativa de Gallardón es que la previsible absolución va a producir el efecto inducido de dar por buenas otras muchas felonías de ese locutor indeseable.
La conducta de Losantos en los últimos años ha tenido infinidad de manifestaciones mucho más graves que las presuntas injurias de las que ahora le acusa Gallardón, que van a quedar virtualmente absueltas también. Losantos ha acusado a la policía española de asesinar a los islamistas suicidas de Leganés, de fabricar pruebas falsas en el 11M, ha acusado de prevaricación al juez Del olmo y a la fiscal Olga Sánchez, al Gobierno de Zapatero de toda clase de atrocidades.
Pues bien, con la absolución de Losantos de las injurias a Gallardón, todas esas conductas quedarán virtualmente impunes y encima, el locutor felón aumentará su engreimiento, si ello es posible.
NOTA: Estas son, al parecer, algunas de las frases por las que Gallardón presentó la querella:
- "El alcalde de Madrid no quiere saber quién mata a la gente de 200 en 200 en su ciudad".
- "Como lleva dos meses dispuesto a llegar a La Moncloa como sea, como Zapatero, como sea, pues está dispuesto a llegar como sea también por encima de los 192 muertos".
- "Lo repito, alcaldín, 200 muertos, 1.500 heridos y un golpe brutal para echar a tu partido del Gobierno. Te da igual, Gallardón, con tal de llegar tú al poder".

martes, 27 de mayo de 2008

Liberales de pega

Hay tantas cosas que decir sobre la crisis del PP que no sabría uno por donde empezar. A mi personalmente, lo que más me interesa es denunciar la patraña que pretenden hacernos pasar una buena parte de los oponentes de Rajoy, autotitulándose a sí mismos de liberales. Se trata de una impostura que no dejará de serlo por mucho que se repita.
Vaya por delante que el abuso en el empleo del término liberal es muy frecuente, no es un invento de estos caraduras. El propio Pinochet pasó por liberal para algunos, por el mero hecho de aplicar las inhumanas políticas económicas de la Escuela de Chicago.
También es verdad que no es fácil que nos pongamos de acuerdo en qué es hoy día ser liberal. Quizá sea más fácil que acordemos qué no es ser liberal. Qué ideas, programas, conductas, etc., inequívocamente, no son liberales.
Y así, por ejemplo, estaremos todos de acuerdo en que difícilmente serán tildados de liberales los periodistas o medios de comunicación que viven cobijados bajo sotanas episcopales. Podrán ser cualquier otra cosa, pero no liberales.
Tampoco parece muy liberal la política educativa de las Comunidades Autónomas en las que gobierna el PP, que abre los conciertos educativos a centros docentes que practican un ideario completamente reaccionario, como los del Opus Dei, en los que impera la educación diferenciada por sexos y otros anacronismos.
Por muchas vueltas que se le den, me resulta incomprensible que se considere liberal a un gobierno, como el de Esperanza Aguirre, que ha perseguido a profesionales, por el hecho de aplicar cuidados paliativos a enfermos terminales, perfectamente admitidos por la ciencia médica.
Y qué decir de quienes se oponen a la nivelación de derechos de los homosexuales, o de quienes impiden sañudamente el ejercicio del derecho al aborto en los estrechos límites previstos en la Ley española.
Tampoco creo que pueda considerarse liberales a esas personas que promueven una revisión de la reciente historia de España, justificando el golpe de Estado que derrocó la II República y provocó la Guerra Civil o relativizando la iniquidad de la Dictadura de Franco.
En fin, todas estas notas, que coinciden en casi todos las personas y sectores empeñados en la defenestración de Rajoy, como digo, liberales no son. Más bien, son lo contrario.

viernes, 23 de mayo de 2008

La herencia de Pizarro

Hace más de una hora que no hay luz en mi casa ni en la zona donde vivo. Escribo esto gracias al teléfono móvil. Encerrado en la oscuridad de mi casa este pequeño artefacto es apenas el único signo de contemporaneidad que percibo a mi alrededor. Todo lo demás me sume en una sórdida atmósfera que me trae recuerdos de una época de atraso y subdesarrollo.
Ya dije en alguna ocasión que las trapisondas con Endesa nos acabarían costando caras. También dije que la fama de Pizarro como gestor era un cuento para ignorantes.
Y aquí estamos.

domingo, 18 de mayo de 2008

La naturaleza imita al arte

La prensa de Internet informa de que ha muerto el magistrado del Tribunal Constitucional Roberto García Calvo. La muerte de este magistrado, elegido en el cupo del Partido Popular (es lamentable que tengamos que hablar así, pero así estamos), modifica la correlación de fuerzas en el alto Tribunal, lo que tendrá una indudable influencia en el próximo enjuiciamiento de asuntos como la Ley del matrimonio homosexual o el Estatuto de Cataluña.
El Partido Popular está haciendo valer una mayoría en el Tribunal, obtenida en sus 8 años de gobierno y se ha venido negando a pactar con el PSOE la renovación de un órgano, muchos de cuyos miembros tienen su mandato vencido, ya que eso le haría perder la mayoría de la que disfrutaba hasta ahora.
La situación a la que se ha llegado en el Tribunal Constitucional y en el Consejo General del Poder Judicial, de reparto de cuotas de poder entre los partidos resulta ya insostenible. Pero, la solución no puede consistir en dejar en manos de los jueces dos órganos tan importantes en la arquitectura del Estado de Derecho, ya que se trata de un colectivo mayoritariamente conservador, con ribetes reaccionarios en un segmento no poco relevante de sus integrantes.
No obstante, mientras damos con la solución, no es admisible que estos órganos continúen dirigidos por una mayoría político-social que, en el mejor de los casos, desapareció hace cuatro años.
La muerte de este magistrado coloca las cosas donde deben estar.

sábado, 17 de mayo de 2008

Clericalismo vs. anticlericalismo y el Cardenal

El Cardenal Arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, es uno de los miembros más decentes de la jerarquía eclesiástica de nuestro país. Sus manifestaciones públicas suelen tener un talante moderado y conciliador y sus opiniones sociales suelen estar guiadas por un espíritu compasivo. Diría cristiano, si no sonara a pleonasmo.
Pero estos días ha hecho unas declaraciones en las que criticaba el clericalismo y el anticlericalismo, situándolos en un plano de igualdad.
El Cardenal abusa de que esta oposición entre extremos o entre contrarios suena bien retóricamente, pero se trata de una antítesis algo tramposa.
Igualar clericalismo y anticlericalismo no es como igualar, no sé, clasicismo y anticlasicismo o, incluso, sevillismo y antisevillismo (por el Sevilla C.F.). Para mi, la antítesis sobre la que abomina el Arzobispo se parece más al par terrorismo y antiterrorismo y otros análogos.
Si consideramos el clericalismo como la invasión de la sociedad por el clero, el anticlericalismo sería la justa oposición a esa plaga, de modo que, si no existiera el primero, tampoco existiría el segundo.

sábado, 3 de mayo de 2008

Antonio Porras. In memóriam

Aún recuerdo nuestro primer encuentro. No creas, a mi también me sorprende. Tanta agua ha pasado bajo los puentes desde entonces. Eran las semanas previas al comienzo de nuestro primer curso de Derecho. En unas escaleras. Como fondo, las agitadas aguas de nuestro país. Era el otoño de 1976. Debió presentarnos algún amigo común del Partido Comunista. Entonces se decía “el Partido” y “camarada”, pero a ti no te gustaba esa nomenclatura. Y, quizá por eso, a mí tampoco. En el periódico aparecían unas opiniones de uno de esos caraduras que, por haber estado en el antifranquismo, creían tener patente de corso. Y ahí apareciste tú, inapelable: “ese tío es un chufla”. Qué razón tenías, ya lo creo que era un chufla, pero yo tardé en darme cuenta. Desde aquella tarde, en aquellas escaleras, quedé prendido y prendado para siempre.
Nos batimos el cobre (es un decir) en las aulas con nuestros compañeros de derechas. ¿Te acuerdas del fiasco de las elecciones a delegado de curso en segundo? Cómo te reías de la chapuza de mi estrategia electoral. No sacamos nada. Pero ganamos en tercero. Vaya si ganamos. Debió ser por incomparecencia de los contrarios.
Mirábamos con indulgencia al Secretario del Partido en la Agrupación de Derecho. Quizá se llamaba Rafael y era muy leninista o, al menos, muy ortodoxo y disciplinado. No como nosotros.
Vimos crecer a “Quina” (entonces no era Rosa Aguilar). Seguro que tú sabías ya entonces que la chica llegaría lejos.
Recuerdo la mañana del asesinato de los abogados de Atocha (enero del 77). Fuimos juntos al Colegio de Abogados, donde reinaba la consternación y los más viejos barruntaban ruido de sables. Teníamos la sensación de estar viviendo la historia de España en directo.
Y la literatura, siempre la literatura. Yo te seguía a duras penas. Te lo digo ahora. Entonces me daba vergüenza reconocer que no conocía a los autores que citabas. De algunos, no había oído ni hablar. Recuerdo que citabas mucho a Nerval, con esas erres arrastradas, tan tuyas. Yo aún no lo he leído. Pero cuánto disfrutamos con Cortázar. Fui depositario durante años de tu ejemplar, forrado en plástico, de las “Historias de cronopios y de famas”, que amablemente me dejaste. Estaba agotado.
Un día en que nos vimos, de las pocas ocasiones en que nos hemos encontrado en estos casi treinta años, te lo devolví. Tú, a cambio, me devolviste mi empecinada carta de renuncia a la militancia en el Partido, que no sé porqué estaba en tu poder. El libro andará por tu casa. Se lo voy a pedir a Carmen, seguro que no le importa que yo reanude su depósito, si sabe la ilusión que me hace.
Cuántas veces estuve en Córdoba para no verte, pero, de qué me sirve ya lamentar esa inconstancia.
No nos has dicho nada de la insidiosa enfermedad que te ha embestido. No te ha abandonado esa discreción paradigmática. Te has ido de puntillas, sin hacer ruido. Y así, nos has ahorrado el dolor de presentir lo inevitable.
Querido amigo, nunca morirás del todo mientras vivamos quienes te conocimos y te quisimos, porque tu recuerdo permanecerá en nosotros hasta siempre. Adios, Antonio, inmenso cronopio.