sábado, 27 de mayo de 2006

Respuestas a Ferlosio

El artículo en el que Sánchez Ferlosio se refería al "pestilente narcisismo andaluz" ha creado cierta polémica. Puedes leer aquí abajo algunas reacciones, alguna a favor y otras en contra.

http://muriago.bitacoras.com/luisyaneztopicossobreandalucia.htm
http://muriago.bitacoras.com/elviralindolosintocables.htm
http://muriago.bitacoras.com/cmbrudepreludiosprologospreambulos.htm

2 comentarios:

  1. No es dificil estar de acuerdo con Mclaraval, aunque, desde mi punto de vista, lo importante (quizá es lo importante para mi, que soy andaluz) de la polémica que ha desatado Ferlosio está en su crítica al narcisismo andaluz. Si somos capaces de ver más allá de la provocadora intemperancia que supone calificarlo de pestilente, podremos estar en condiciones de reflexionar racionalmente sobre esta idea.
    En este sentido, a mi me resulta refrescante que alguien impugne algunos tópicos en los que nos recreamos los andaluces, relacionados con nuestra historia y con nuestro ser como pueblo (o realidad nacional, que se dice ahora). Y me da igual que el impugnante sea mesetario, faltaría más, aunque lo hubiera preferido de aquende Despeñaperros, no por chauvinismo, sino porque sería muestra de que somos capaces de criticarnos a nosotros mismos, que es costumbre muy saludable y de pueblos sabios.
    Andalucía es una tierra antigua, crisol de pueblos y culturas. Bien, ¿y que? ¿Sirve eso para algo? ¿Acaso nos permite nuestra rancia alcurnia desentendernos de nuestras obligaciones con el presente?
    El andaluz es un pueblo alegre, amigo de la fiesta y la diversión. Y yo me pregunto: ¿nos hace eso superiores a otros?; y por otro lado, ¿no sería preferible algo más de dedicación al progreso y al desarrollo y menos a la fiesta, aunque nos convierta en algo más tristes?

    muriago | 29-05-2006 20:23:12

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  2. Escribe Vidal-Beneyto en El país [27.05.06 “Un espacio público”]:

    El advenimiento de la sociedad de masa y las tecnologías de la información generan un tercer espacio público, el mediático, que es en cierto modo un metaespacio que modifica profundamente la naturaleza y el funcionamiento de los dos anteriores. La transformación más relevante es la del abandono de la critica racional y su sustitución por una opinión difusa, resultado de la agregación de datos, comentarios y juicios de estatus discutible. Y así la comunicación política que es la que, según los especialistas —Roland Cayrol, Dominique Wolton, Danin Nimo, Keith Sanders, etcétera— deriva de la interacción entre los políticos, los periodistas, los institutos de encuestas/sondeos y los intelectuales se ve radicalmente afectada por el proceso de mediatización. Limitándonos a estos últimos, su entrega a la espectacularidad los ha convertido en difusores de mostrenqueces, recitadores de insignificancias, en saltimbanquis del pensamiento.
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    Creo que Vidal Beneyto habla del quid de la cuestión: algo así como la pérdida generalizada de significado. En un espacio público de esas características ¿qué más da lo que pueda decir o no un estatuto o cualquier norma jurídica?, puesto que no cabe ni la inteligencia ni la referencia a unos presupuestos estables.

    MCLARAVAL.


    mclaraval | 29-05-2006 10:31:38

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