jueves, 2 de septiembre de 2010

Mejor de plástico

Hace años que vengo sosteniendo que la mejor manera de acabar con el fraude fiscal es limitar la circulación de billetes y monedas. Si todas las transacciones o, al menos, las de cierto importe (digamos, por encima de 50 euros) fueran electrónicas, quedaría rastro de todas ellas y sería imposible eludir las obligaciones fiscales. Hace tiempo que existe la tecnología necesaria para aplicar una medida como esa. Mediante tarjetas de crédito, el teléfono móvil y otros medios de pago es perfectamente posible eliminar la circulación de moneda metálica.
El País publica hoy un reportaje en el que da cuenta de que varios países están estudiando el fin de los billetes. Yo sabía, cuando hablaba de ello, que no iba muy descaminado.

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