jueves, 21 de febrero de 2013

Izquierdosis (vertiente fiscal)

Interesante artículo de Arcadi Espada en El Mundo hoy sobre el debate del estado de la nación.


Yo he publicado en su blog este comentario:

"Sr Espada, estoy muy interesado en su opinión, reiteradamente expuesta, acerca de la auto-atribuida superioridad moral de la izquierda. Quizá la idea fuerza de su comentario del debate sobre el estado de la nación sea poner en solfa ese, llamemos resabio, de la izquierda. O en ridículo, más bien: dice usted que es de cómic.
Le admito la justeza de ese comentario. Pero permítame algún matiz. Fíjese en la política fiscal. El diseño y la aplicación del sistema fiscal en España es un monumento a la inequidad. Aquí solo se exigen los impuestos que discriminan en función de la renta y la riqueza, que son los hechos imponibles que tratan con mayor justicia a las personas, a los asalariados. Y apenas se toman medidas realmente serias para erradicar la lacra del fraude fiscal. Todavía ayer tuve que pagarle 120 euros limpios de polvo y paja al dermatólogo, que no permite que se le pague con tarjeta de crédito y no expide factura. Uno de los muchos miles de empresarios y profesionales que defraudan al por mayor. Fíjese éste: con un único paciente al día se embolsa 2.500 euros líquidos al mes de lunes a viernes.
Este monumento a la inequidad que es nuestro sistema fiscal es el producto trabajado denodadamente por gobiernos de izquierdas y de derechas, sin duda. Pero, ¿por qué la izquierda, cuando ha gobernado, no sólo no ha corregido los aspectos más hirientes de inequidad del sistema fiscal, sino que los ha agravado? ¿Por un propósito deliberado de hacer sufrir a los más necesitados? No es probable. ¿Por connivencia con los plutócratas? Me parece que tampoco, o no principalmente. Más bien creo que el sistema fiscal que han producido los gobiernos de izquierdas ha sido fruto de la incompetencia, de la pereza intelectual y de la desorientación ideológica. Recordemos aquella majadería de que bajar los impuestos era de izquierdas.
Pero, ¿cuáles han sido (son) las motivaciones/intenciones de la política fiscal de la derecha? ¿Hacer sufrir a los más débiles? Casi sonroja siquiera pensarlo. Descartemos también que se haya pretendido la eficiencia económica o la justicia fiscal o ambas, pues entonces no habría adjetivo suficientemente grueso para calificar tamaño fracaso, pues el sistema fiscal no puede ser más injusto e ineficiente. Cuando la derecha se empeña en suprimir los impuestos sobre la riqueza (patrimonio y sucesiones) o en desintegrar el impuesto sobre la renta, desglosándolo en dos: uno, progresivo, sobre los salarios y otro sobre las rentas del capital, de tipo fijo e inferior al de los salarios, ¿cuál es la motivación que impulsa estos proyectos políticos? Puede haber otras, pero a mí no me cabe la menor duda de que si con ello se favorece a los plutócratas (esto es un hecho, no una opinión), se hace, precisamente, para eso, para favorecerlos. Al menos, esta es una de sus intenciones. Y, si mantenemos la carga fiscal sobre el conjunto de la sociedad en una cantidad constante, pues las necesidades públicas no menguan, es evidente que todo alivio de los más ricos es una mayor carga para los más pobres. De modo que si usted aligera los impuestos de los plutócratas está usted, deliberadamente, haciendo más pesada la carga de los más débiles. 
Es cierto que una de las primeras medidas de esta derecha que gobierna, nada más llegar, fue subir los impuestos, principalmente el de la renta, con un criterio de progresividad que debió avergonzar a Zapatero, Solbes y Salgado (y podría seguir citando nombres, hasta el primero). Aunque fue una medida de mera supervivencia (la Hacienda Pública se hundía), es evidente y es justo reconocerlo, que se puso en práctica con decencia. No digo ya con un enfoque socializante, ni siquiera con la intención de profundizar en la igualdad entre las personas, sino con la decencia mínima exigible a cualquier gobernante, del signo que sea, algo que no tuvieron los anteriores, en materia fiscal. 
Se trata, por tanto, de una paradoja, movida por la necesidad, que no empece a mi argumento principal. Como paradójico es que la izquierda haya desarrollado políticas fiscales tan contrarias a su ‘ideología’ y a su electorado natural, movida por la incompetencia y la desorientación. 
No sé qué motivaciones o intenciones preferirá usted. A mí todas me parecen de cómic. Por decir algo.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario