domingo, 17 de diciembre de 2006

Objeción de conciencia para los verdugos

El Gobernador del Estado USA de la Florida se ha visto obligado a aplazar las ejecuciones de los condenados a muerte, después de que un preso tardase el pasado miércoles en morir más de 34 minutos, tras serle aplicada la inyección letal. En el artículo de El País de hoy puedes leer los truculentos detalles de la noticia. Este es el mapa de la pena de muerte en Estados Unidos.


Todo esto me deja sin palabras, sólo acierto a pedir la objeción de conciencia para los verdugos. Me resulta imposible concebir que un ser humano se preste voluntariamente a atormentar a un semejante y, finalmente, a matarlo.

5 comentarios:

  1. Pues se prestan, Manuel. En este mundo nuestro resulta cada vez más difícil creer que sigan pasando estas cosas, pero pasan. No tiene nada de extraño cuando cada vez hay menos valores "absolutos" aceptados comunmente, cuando toso es medido de manera relativa. La vida humana, su valor sagrado e inviolable debiera ser el primero de ellos. Y lo más curioso es que en el país del máximo progreso y la máxima "libertad" sea donde pasa. Quizá la libertad tal como se predica en USA se ha traducido en indiferencia y despreocupación por los otros. Me reafirmo en que un país como ese tiene poco que ofrecer al mundo ética, cultural, y socialmente.

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  2. ¿Nunca habeis pensado que hay personas que han cometido crímenes tan horribles que merecerían la muerte?

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  3. Nadie merece morir por ningún motivo, por muy execrable que sea su conducta. Pero lo importante es que nadie está en condiciones de emitir una condena a muerte. Un error de juicio (siempre posible) nos dejaría helados: la muerte es irreversible. Por definición, matar a un ser humano es lo más inhumano que podemos perpetrar los humanos.
    No veo ningún resquicio para la duda, por mucho que nos duela el crimen.

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  4. Hay unos cuantos que sí que merecen desaparecer, lo que no hay es nadie con el derecho a ejecutarlos. Por lo que tú dices del error de juicio y porque quien esté libre de culpa que tire la primera piedra. Si para todas nuestras culpas hubiese un verdugo ejecutor, en veinte años todos... muertos.

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  5. Pues yo sí pienso que hay quien ha cometido crímenes tan horribles que merecen la muerte, tras un proceso dotado de las debidas garantías. Más que la pena de muerte deseo la cadena perpetua, sin paseo por el patio ni nada; que no sientan jamás la luz del sol ni el aire en su rostro, como tampoco los sentirán aquéllos a quienes arrebataron la vida.

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