sábado, 17 de marzo de 2007

¡Vivan los fueros!

Cuando tenía 13 años (año 1973), con motivo de un campamento de verano, recorrí en autobús las tres provincias vascongadas (como se llamaban entonces), y las zonas pirenáicas de Navarra y Huesca. Recuerdo vívidamente la extrañeza que me produjo comprobar cómo cambiaba bruscamente el firme y el trazado de las carreteras secundarias al pasar de unas provincias a otras. Al abandonar la provincia de Navarra para entrar en la de Huesca, dejábamos una vía ancha con el pavimento en perfecto estado para adentrarnos en un auténtico camino de cabras. Parecido contraste era notorio entre Álava y las provincias limítrofes. Entonces no sabía que Álava y Navarra gozaban de unos privilegios forales que Franco les había otorgado, por su adhesión y apoyo a su golpe de estado y durante la Guerra Civil. Los privilegios forales de ambas provincias se concretaban en un régimen fiscal especial que administraban las Diputaciones Provinciales, que les otorgaba abundantes recursos con los que prestar los servicios que tenían encomendados, entre los que se encontraban las carreteras de las que eran titulares. Vizcaya y Guipúzcoa, por el contrario, fueron consideradas provincias traidoras y perdieron o no pudieron conservar o recuperar tales privilegios.
La Constitución de 1978 consagró estas ventajas propias de un mundo pre-moderno y las extendió a las provincias "traidoras", de modo que, desde entonces, el País Vasco y Navarra gozan de un régimen fiscal que privilegia a sus ciudadanos respecto a los del resto de España. Con respaldo constitucional, por supuesto. Un documento de La Generalidad de Cataluña de diciembre de 2006 estima que, comparando cifras homogéneas, la Comunidad Foral del País Vasco dispone de un 76% de recursos más que la media de CCAA de régimen común, en términos de ingresos por habitante. El Caso de Navarra probablemente es más escandaloso.
Por eso, cuando la derecha vuelve a manifestarse hoy, esta vez en Pamplona y al grito de "Fuero y libertad; Navarra no se negocia", lo que está haciendo propiamente es defender unos inadmisibles privilegios territoriales sin fundamento racional y con un oscuro origen histórico que, en todo caso, se remonta a hace varios siglos.
A menudo se acusa a la derecha española de no saber o no querer sacudirse sus reminiscencias franquistas. Pero el asunto es aún más grave. La nostalgia de la derecha hunde sus raices en períodos históricos mucho más lejanos. No es de extrañar, pues, que a la manifestación de hoy en Pamplona se hayan adherido los carlistas. ¡Ah! y la Falange.

3 comentarios:

  1. Yo creía que las peculiaridades administrativas y tributarias de Navarra eran anteriores a Felipe V.

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  2. No hay que remontarse a los años de tus campamentos, ¿del frente de juventudes? Hace unos pocos años aprecié este efecto al ir desde Sos del Rey Católico (con un magnífico parador nacional dirigido por un buen profesional en esas fechas; ejem...), hasta Petilla de Aragón.

    PETILLA DE ARAGON es un enclave de Navarra, rodeado por la provincia de Zaragoza. Situada en el valle del Onsella, se accede desde la carretera entre Navardún y Sos del Rey Católico en apenas doce km. Esta peculiaridad geográfica ha sido la causa de la eterna discusión sobre si Santiago Ramón y Cajal era aragonés o navarro.

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  3. No conocía el curioso caso de Petilla de Aragón. Por cierto, Buda, mi campamento no era de la OJE, era más selecto, pero, vamos, lo podría haber sido.

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