jueves, 12 de abril de 2007

La honra de Díaz de Mera

Agustín Díaz de Mera era el Director General de la Policía cuando se produjo el mayor atentado terrorista de la historia en suelo europeo, timbre de gloria del que pocas personas podrán alardear. Como premio a una gestión tan previsora, su partido lo colocó de diputado del Parlamento Europeo, una de las ocupaciones más lucrativas para un político.
Burla burlando, un buen día, este diputado se presenta en la COPE con la primicia de que un amigo suyo policía le ha contado que otro policía le ha dicho que el Gobierno de Zapatero ha ocultado al juez instructor del caso del 11M un informe en el que se prueban las relaciones entre los islamistas procesados y la ETA. Con la evidente intención de seguir creando confusión en torno al caso y la vana pretensión de dar retrospectivamente la razón al Gobierno que lo nombró, en sus engaños entre los días 11 y 14 de marzo de 2004, acerca de la autoría del atentado.
Cuando es citado a declarar en el juicio vuelve con la misma cantinela y se niega a dar el nombre del policía que le había dado el presunto chivatazo, a pesar de la insistencia del Presidente del Tribunal. Para justificar su negativa suelta la insidia de que pretende proteger a su confidente, cuya vida y hacienda peligrarían si lo desenmascarara. Como dando a entender que a este policía podría ocurrirle algo si se conoce su nombre. Como dando a entender que el Gobierno de España (a quien perjudicaría el testimonio, ya que fue quien presuntamente ocultó el presunto informe) es una banda de mafiosos, capaz de liquidar a quien se vaya de la lengua. Muy gallardamente, nuestro hombre soporta con estoicismo que el Tribunal le imponga una multa de 1.000€ y proceda contra él por no colaborar con la justicia.
Tras unos días, nuestro héroe recapacita y le escribe una carta al Tribunal en la que le da el nombre de su informante y dice que este le contó lo siguiente: que la Dirección General de la Policía le encargó a un funcionario un informe sobre posibles conexiones entre islamistas y la organización terrorista ETA con referencia al 11-M; en dicho informe, el citado funcionario relataba relaciones entre los islamistas y ETA y además apuntaba vías de investigación que se debían seguir; a la Dirección General de la Policía no le gustó el contenido del informe, prescindió de los servicios de su autor y lo trasladó al País Vasco; el informe se le trasladó a otro funcionario policial, que lo "manipuló" y omitió las referencias a las conexiones y otros aspectos relativos a las vías de investigación a seguir; finalmente, este informe así modificado, pasó por otras dos manos, las de dos funcionarios, un hombre y una mujer, que dieron la redacción final al documento.
Este informe, por cierto, está en poder del Juez instructor y forma parte del sumario.
Es decir, nuestro hombre acusa de nuevo al Gobierno socialista, esta vez, no de ocultar un informe al Juez, sino de enviarle uno previamente manipulado y de represaliar al policía que no se plegó a sus designios.
Al día siguiente de la carta de Díaz de Mera al Tribunal, su supuesto informante escribe otra a sus superiores, en la que niega tajantemente haberle contado a Díaz de Mera todo lo que éste ha puesto en su boca. Por otro lado, el funcionario supuestamente replesaliado con un traslado al País Vasco, por haber encontrado, supuestamente, conexiones entre ETA y los islamistas y haberlo plasmado, supuestamente, en un informe, afirma que dicha represalia es otra mentira de Díaz de Mera.
¡Qué episodio más edificante! ¡Qué cara le está saliendo a Díaz de Mera su acta de diputado! Menos mal que su partido exalta su honradez.
Y yo que pensaba que no cabía peor deshonra para un policía que, después de no haber sabido evitar un terrible atentado, dedicarse a propalar insidias y mentiras sobre la gestión de los responsables que le sucedieron en el cargo. Tan deshonrosa me parece esa conducta que no veo manera de lavarla como no sea echando mano del arma reglamentaria. Debería aplicarse a ello este felón y dejarnos en paz con sus monsergas.

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