jueves, 9 de agosto de 2007

Los costes de las aventuras espeleológicas

Hemos asistido estos días a la narración por todos los medios de comunicación de la epopeya del salvamento de una espeleóloga belga, accidentada en la sima AN51 de la Piedra de San Martín, en Isaba (Navarra).
Han íntervenido en la operación más de 100 personas, la mayoría con carácter profesional y, lógicamente, retribuido, ya que se trata de miembros de las fuerzas de seguridad de España y Francia. Que, dicho sea de paso, han puesto a disposición del operativo todos los medios necesarios, incluidos dos helicópteros, con el fin de que la accidentada pudiera elegir ser atendida en un hospital español o francés. Parece que finalmente ha decidido que la trasladen al hospital de Pau. Supongo que será por el idioma, aunque no consta en las informaciones si la accidentada es valona o flamenca. Otras hipótesis pueden resultar más ofensivas para los españoles que, por otro lado, supongo, hemos corrido con la mayor parte de los gastos del rescate. Así que las descartamos.
Expuestos así los hechos, cabe hacerse varias preguntas:
- ¿Qué hacía la espeleóloga belga metida en una cueva tan profunda y peligrosa, además de practicar la espeleología? Quiero decir, ¿tenía algún interés social su actividad, como descubrir hechos o circunstancias de utilidad, aunque sea meramente cultural, para la comunidad, o sólo se trataba de la práctica individual de esa extraña ocupación? Porque llamarla deporte se antoja extravagante, a menos que admitamos que hay deportes para topos.
- ¿Tenía seguro la espeleóloga, que permita resarcirnos de los gastos que nos ha ocasionado su ocurrencia? Y, si no lo tenía, cómo es posible que no sea obligatorio el aseguramiento de unas actividades que pueden resultar tan gravosas para la comunidad, en caso de siniestro. Y no me refiero sólo a la ocurrencia de explorar cuevas profundas y peligrosas, sino a otras igualmente inútiles y aventuradas, como escalar cimas montañosas, preferiblemente por las vertientes más difíciles, bucear en fondos marinos plagados de peligros, o, en general, practicar todo tipo de actividades de riesgo improductivas o, como mínimo, innecesarias, como el parapente, el puenting, el automovilismo, el motociclismo, etc, etc.
- ¿Qué pensaríamos todos si, teniendo a la vista la factura del rescate de la espeleóloga belga, supiéramos que estaba metida en la cueva por el mero placer onanista de apuntar un nuevo record en su curriculum? ¿Y si hubieran sufrido daños graves (ha habido algunos leves) o incluso la muerte, alguno de los miembros del equipo de rescate? No olvidaré nunca el suceso acaecido hace años en los Picos de Europa, cuando cinco guardias civiles perdieron la vida en un accidente de helicóptero, durante las labores de rescate de unos montañeros extraviados por su mala cabeza.
En fin, no digo que no debamos alegrarnos del rescate de la espelóloga, por más que haya puesto en riesgo su vida estúpida y gratuitamente. A fin de cuentas se trata de una congénere. Pero de ahí a hacer una acrítica epopeya del suceso, como han hecho todos los medios, media un abismo que me niego a recorrer.

4 comentarios:

  1. ¡Tienes toda la razón! No logro entender que si te quema tu casa accidentalmente, aún cuando hayas tenido todas las instalaciones básicas en regla, debas pagar la factura de los bomberos y que las aventuras de estos descerebrados debamos pagarlas a pachas. Es la leche este país que ahora llaman "las Españas"

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  2. Os acordais de la canción que decia: "Teatro, la vida es puro teatro...."

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  3. Pero si que te gusta que te cubran los gastos millonarios de los partidos de fútbol, la vuelta ciclista, los rescates en las playas y tu yate, etc...

    Espero que en tu tiempo libre no te dediques sólo a hacer cosas productivas, si no, que vida más triste.

    La espeleología y el montañismo son deportes y como tales, merecen un respeto a los que la practican. Y tienen el extra de deportes en la naturaleza, ya quisiéramos que todo el mundo dedicara algo de su tiempo a deportes en la naturaleza y no a hacer artículos como este, que debe ser tu hobby, muy productivo.

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  4. Es cierto que el cultivo de mi blog es bastante improductivo, pero nunca pensé que pudiera generar riesgos. Ahora veo que estaba equivocado. Anónimo se ha intoxicado con mi comentario sobre el rescate de la espeleóloga belga y le ha provocado un sarpullido en forma de atentado al idioma.
    Tendré que hacerme un seguro.

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