Ya me he acostumbrado a comprar el periódico cada mañana al salir de casa. Suelo ir hablando en el metro con Giusy, la chica italiana que es mi compañera de Escuela y vive en mi misma casa y, a veces, abro el periódico para echarle un vistazo. The Independent ocupa cada día la doble página central con una imagen de impacto que se llama "Pictures of the day". El lunes, mientras ojeaba inadvertidamente el periódico, me topé de pronto con esta gran fotografía de un plano antiguo de Sevilla, que corresponde al libro "Cities of the World", en el que se reproducen planos antiguos de ciudades del archivo del Museo de Historia de Frankfurt.
Con inopinado entusiasmo le mostré a Giusy el periódico y ella me correspondió con una educada atención a la fotografía. Me quedé pensando en la naturaleza de mi inocente arrebato. ¿Será esto el patriotismo? Si lo fuera es de la especie más inofensiva y si no lo fuera, es tan injustificado como aquel. A fin de cuentas, el libro es inglés y los archivos alemanes y ahí es dónde está el mérito y, en el fondo, la razón del orgullo, si debiera haberlo.
Manolito hazte con con un póster de esa Sevilla ....yo tampoco lo conocía.
ResponderEliminarContéstame a mi email a ver si estamos bien colocados
Es un lugar que conoces bien, en el que has vivido feliz muchos años. Esto es motivo suficiente para sentirlo tu patria y defenderlo como tal. Si a ello añades que ahí están tus raíces y tus frutos; y que posee una historia, cultura, gastronomía, naturaleza... que con sus fallos, no cambiarías por las de otros, tu sentimiento está más que justificado.
ResponderEliminarY tu reacción también, al colarse dicho lugar sin previo aviso en tu rutina diaria de 'Erasmus'. Un beso patrio, hermano!
Te agradezco tu comentario hermana y tu espíritu positivo. El problema es que yo nunca me he llevado bien ni con la patria ni con los patriotas. Desconfío del concepto y de sus sostenedores. Samuel Johnson dejó dicho que el patriotismo era el último refugio de los canallas. Además, mi patria no me ha dado demasiados motivos para amarla en los últimos años, más bien de desafección.
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