miércoles, 18 de abril de 2012

Recortes

La principal crítica que cabe hacer a los recortes en sanidad y educación tiene que ver con las prioridades. Desde mi punto de vista, antes que estos recortes debería establecerse un impuesto sobre las grandes fortunas y emprenderse una reorganización en profundidad del sector público, podando multitud de criaturas perfectamente prescindibles. Desde el Senado, las diputaciones provinciales y las comunidades autónomas uniprovinciales, hasta miles de ayuntamientos, pasando por más de un tercio de las universidades y una miríada de quioscos y quiosquillos de las Comunidades Autónomas.
Ya sé que es mucho pedir a este Gobierno. Y a cualquier gobierno. Porque creo que el país aun no es consciente de que estamos al borde del abismo y su gobierno tampoco. Seguir diciendo a estas alturas que el estado del bienestar no se toca ha dejado de ser una simpleza, convirtiéndose en una simple irresponsabilidad. Por eso, lo importante no es juzgar si los recortes en educación y sanidad que hemos conocido esta semana son o no razonables, que, en general, lo son. Lo importante es que, antes hay que hacer cosas más difíciles y probablemente más eficaces. Porque estos recortes, como medidas de política económica y presupuestaria, no van a servir para casi nada.

1 comentario:

  1. ¡Pues claro que sí! Estoy de acuerdo con tu crítica. ¿Hemos terminado ya con los recortes en "gastos superfluos"?... lo digo por los que rigen -aunque esto de 'regir' en nuestra clase política es un decir-.

    ¿O por el contrario tenemos -haciendo un símil- a los hijos sin merienda, formación complementaria, deportiva, ni atención médica especializada, mientras nosotros seguimos viajando en 'business', saliendo a cenar e invirtiendo en el último iPad y otros gastos accesorios?

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