viernes, 22 de septiembre de 2023

ALFONSO GUERRA Y YOLANDA DÍAZ

 


Alfonso Guerra se ha tomado a coña los afanes de la Vicepresidente comunista del gobierno de España, Yolanda Díaz, refiriéndose a la frecuencia de sus visitas a la peluquería.
La afectada y otras personas, no necesariamente de la misma órbita ideológica, han acusado inmediatamente a Alfonso Guerra de machista.

A mí esta reacción me ha dejado perplejo. ¿Por qué es machista resaltar, en tono burlesco, los intensos cuidados que le dedica la Vicepresidente a su imagen física? No me cabe otra respuesta que entender que, para quienes han criticado a Alfonso Guerra, mofarse de una mujer por cualquier motivo es machista.

Supongamos que un político de sexo masculino, heterosexual, y de una edad similar a la de Yolanda Díaz se tiñera el pelo y cambiara de peinado frecuentemente. Si alguien se mofara de él, algo que más que probablemente ocurriría, ¿estaría protegido por un mecanismo análogo al que supone acusar de machista a quien se mofa de lo mismo, pero referido a una mujer? Por supuesto que no. Ese hombre heterosexual deberá soportar estoicamente las burlas.
Otra cosa es si ese hombre fuera homosexual. Con seguridad, el sarcasmo sobre los cuidados personales de un hombre homosexual sería inmediatamente acusado de homófobo por los juzgados de guardia de la moral contemporánea. Pero esta es otra cuestión, en la que no entraré ahora.

En este caso, esa desigualdad de trato de la moral ‘oficial’ actual entre hombres y mujeres es particularmente incongruente. Porque, qué debemos pensar del hecho de que las mujeres dediquen mucho más tiempo, dinero y esfuerzos a su aspecto personal que los hombres. Acaso se trata de un fenómeno que redunda en una mayor igualdad entre hombres y mujeres, o más bien lo contrario.
Es evidente que una mujer como Yolanda Díaz, que cuando aumenta su proyección pública, cambia radicalmente de aspecto, mejorando drásticamente su vestuario, su maquillaje, su pelo…, no está ofreciendo con ello un mensaje feminista, sino más bien todo lo contrario. El mensaje que transmite ese cambio de imagen es el de una servidumbre a valores claramente conservadores y machistas, como los que obligan a que las mujeres cuiden su aspecto más que los hombres y se presenten ante los demás perfectamente acicaladas, resaltando su atractivo físico.
Algunas (y algunos) dirán que las mujeres tienen derecho a vestirse, maquillarse y peinarse como les dé la gana y yo no tengo nada que oponer a esta consideración. No tengo nada que oponer, pero sí tengo algo que comentar y es que esta respuesta, si la formula una persona que se considere feminista, es de un feminismo caradura e incoherente, por supuesto.
Dando un paso más, si admitimos que el exceso en el cuidado del aspecto físico de las mujeres no es una muestra de feminismo, sino todo lo contrario, llamar machista a quien se burla de una mujer que pasa mucho tiempo en la peluquería, es, no solo incoherente, sino que es de un feminismo bastante caradura.

Le he planteado estas cuestiones a ChatGPT. Te transcribo las preguntas que le he hecho y sus respuestas y verás cómo consigo finalmente doblegar el evidente sesgo de esta herramienta de inteligencia artificial. Sesgo que ya conocía por consultas anteriores. En este caso, se resiste en las dos primeras preguntas, agarrándose a los habituales tics de lo que he llamado feminismo caradura, pero, al final, sucumbe a la verdad. Compruébalo.

“Pregunta: Acusar a una mujer de ir mucho a la peluquería, ¿es una muestra de machismo?
ChatGPT: Acusar a una mujer de ir mucho a la peluquería no necesariamente es machismo por sí solo, ya que depende del contexto y la intención detrás de la acusación. Si se hace de manera despectiva o para juzgarla por sus elecciones personales, podría considerarse machista. Sin embargo, si se trata de una conversación casual o un comentario sin malicia, no necesariamente lo es. Es importante considerar el tono y el propósito de la acusación antes de etiquetarla como machista.

Pregunta: Que una mujer se compre mucha ropa, se maquille mucho y se tiña el pelo de rubia, ¿se puede considerar una conducta feminista?
ChatGPT: La cantidad de ropa que una mujer se compre, su elección de maquillaje o color de cabello no define si su conducta es feminista o no. El feminismo se trata de la igualdad de género y los derechos de las mujeres, no de sus preferencias personales en la moda o la apariencia.
El feminismo se enfoca en luchar contra la discriminación de género, la desigualdad de oportunidades y la promoción de los derechos de las mujeres. Lo que una mujer elija hacer con su apariencia personal es una decisión individual y no necesariamente está relacionada con su compromiso con el feminismo. El feminismo se basa más en acciones y creencias relacionadas con la igualdad de género que en la apariencia personal.

Pregunta: Que las mujeres cuiden su apariencia mucho más que los hombres, ¿qué significado tiene en el proceso de igualdad entre hombres y mujeres?
ChatGPT: La diferencia en la cantidad de atención que las mujeres y los hombres prestan a su apariencia personal es en gran medida una construcción social y cultural. Esto se ha desarrollado a lo largo de la historia debido a las expectativas de género y las presiones sociales.
En el contexto de la igualdad de género, esta disparidad en el cuidado de la apariencia puede ser problemática, ya que refleja las normas de género tradicionales que pueden limitar la autonomía de las mujeres. Estas expectativas a menudo llevan a que las mujeres enfrenten más presión para cumplir con ciertos estándares de belleza, lo que puede tener implicaciones negativas para su autoestima y bienestar psicológico.
La igualdad de género busca eliminar las expectativas de género rígidas y permitir que las personas, independientemente de su género, puedan tomar decisiones libres sobre cómo desean cuidar su apariencia y vivir sus vidas. Esto implica cuestionar y cambiar las normas sociales que perpetúan estas diferencias.
En resumen, la diferencia en el cuidado de la apariencia entre hombres y mujeres puede ser un indicador de las desigualdades de género arraigadas en la sociedad, y abogar por la igualdad de género implica cuestionar y cambiar estas normas para permitir la libertad de elección individual.”

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