domingo, 19 de noviembre de 2023

POCAS BROMAS CON LA RUPTURA DE ESPAÑA

Una de las cosas más irritantes que nos depara la actual coyuntura política es el sarcasmo que manifiestan los sanchistas de toda especie respecto de la amenaza de la ruptura de España. Con el término sanchista me refiero a todos aquellos que han apoyado política y mediáticamente la reciente investidura de Pedro Sánchez, desde el diario El País, hasta Puigdemont. Y digo que es irritante porque parece mentira que se pueda desconocer la evidencia de que los partidarios de hacer saltar por los aires la nación democrática española, tal y como la conocemos, se han asentado en el corazón del gobierno, que es tanto como decir, en el núcleo del Estado de España. Por tanto, si a quienes se proponen, como objetivo fundamental de su política (cabe decir que hasta de sus propias vidas), la destrucción de España, se les han abierto las puertas del núcleo del Estado, cómo puede hacerse befa de la amenaza de la destrucción de España. Se trata de algo tan palmario, de lo que obtenemos evidencias públicas cada uno de los días, por no decir cada hora o cada minuto, que solo se me ocurre calificar como un fraude intelectual esa estúpida especie de hacer mofa de nuestro temor a la evidente amenaza de la ruptura de España. Cabe, desde luego, una interpretación alternativa que no voy a desdeñar y es que a los sarcásticos, realmente, la nación democrática española les importe un bledo. Esto resulta ser cierto al ciento por ciento, en el caso de los separatistas catalanes, vascos y gallegos (también de otras regiones, pero, por suerte, han desaparecido de las Cortes), algunos de cuyos más antipáticos elementos llegan a jactarse de su indiferencia sobre la suerte que corran España y sus ciudadanos.

Este largo introito viene a cuento de la columna de hoy de Ignacio Camacho, toda ella notable, en la que expresa de modo insuperable esta idea de la enorme amenaza que constituyen los pactos suscritos por el PSOE con toda clase de partidos aldeanos para la integridad de España y de su régimen democrático constitucional. Esto dice Ignacio Camacho: “El pacto político, social y moral del 78 queda revocado por las tres cláusulas esenciales del acuerdo de Bruselas: impunidad para la insurrección separatista, gestión fiscal plena para Cataluña y puerta abierta a un referéndum de independencia. La primera liquida la seguridad jurídica; la segunda, la igualdad financiera y la última, la soberanía nacional, la integridad territorial y el concepto de España como idea y ámbito de convivencia. De una sola tacada, el Gobierno socialista y el secesionismo catalán han demolido a pachas los cimientos del sistema.”



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