Cuando el tren se aproxima a Córdoba, un grupo de viajeros se agolpa en las inmediaciones de la plataforma del vagón, desobedeciendo impacientemente las indicaciones de la megafonía, que recomienda permanecer sentados hasta que el tren se detenga.
Junto a la puerta de salida, apoyada en la pared del vagón, al cuidado de una azafata de la compañía ferroviaria, hay una niña de unos seis años con un bolso en bandolera y una tarjeta de identificación colgada del cuello.
Un hombre con uniforme pide paso a empellones con impaciencia a la fila de viajeros que se prolonga por el pasillo del vagón. Cuando alcanza la plataforma descubre la presencia de la pequeña y le dice, entre aliviado y enojado, a la azafata:
- He venido corriendo al no ver a la niña en su asiento. ¿Cómo no me has avisado?
Su compañera responde encogiéndose de hombros, mientras la niña observa la escena con curiosidad.
El empleado del tren le pregunta a la pequeña:
- ¿Sólo llevas ese bolso? ¿No llevas más equipaje, María?
A lo que ella responde negativamente.
La azafata le acaricia cariñosamente el cabello y le dice:
- Tú viajas mucho, ¿verdad, María?
La niña le dirige un gesto con el que no quiere decir ni sí, ni no, o, si tú lo dices...
Ni el hombre del uniforme, ni la azafata, ni ninguno de los viajeros que contemplan los tristes ojos de María saben que en su leve bolso no sólo viajan los enseres para el fin de semana, sino un montón de ilusiones rotas.
No entiendo el mensaje......"en su leve bolso no solo viajan los enseres para el fin de semana, sino un montónde ilusiones rotas.
ResponderEliminarSólo quise insinuar, apenas sugerir, a la vista está que sin éxito.
ResponderEliminarSupongo que María viaja desde papá a mamá, o viceversa, en un reparto de bienes conyugales que incluyen a María, quien ha visto abrirse su horizonte con los viajes en AVE, los cuales son, sin embargo, necesariamente tristes. ¿Se sentirá María como alguien que llega a sobrar al cabo de un tiempo en ambos lugares?
ResponderEliminarPobre María, alomejor iba al dentista.
ResponderEliminarPobre María, alomejor iba al dentista.
ResponderEliminarPobre María, alomejor iba al dentista.
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