domingo, 22 de febrero de 2009

Antonio Machado


Hoy hace 70 años que murió Antonio Machado en Collioure (Francia). Machado no es sólo uno de los más grandes poetas en lengua castellana. También representa para muchos españoles una tradición ilustrada y comprometida con los valores de la justicia y de la libertad que encarnó lo mejor de II República. Su compromiso intelectual y ciudadano con esos valores le obligó a exiliarse, como a tantos otros compatriotas, fruto de uno de los episodios más negros de nuestra historia. Las generaciones de hoy y del futuro deberían recordarlo como una gloria nacional. Su obra debería ser objeto de atención especial en la escuela y de reconocimiento constante los valores cívicos e intelectuales que encarna, porque son los valores que, felizmente, presiden hoy nuestra convivencia política.


A UN OLMO SECO

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.


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