En la foto de abajo, ¿qué es más grotesco, los “zapatitos” rojos de Ratzinger o el gesto servil del príncipe? Yo creo que es difícil dilucidarlo. No obstante, los zapatos sólo son una cuestión de gusto. Pero ver al heredero de la Corona prosternado ante un jefe religioso es política y constitucionalmente inaceptable.
no es servilismo. es protocolo, educación, costumbre o formas. no por ser el jefe de la iglesia, sino por ser el representante de la iglesia alguien que estadisticamente representa a unos cuantos más que cualquier jefe de estado a los que, por protocolo institucional, se les recibe respetando sus modos o costumbres. todo, además, resaltado en la imagen por la diferente altura de ambos que provoca un efecto óptico de mayor inclinacion. opino.
ResponderEliminarAdemas es un jefe de estado guuste o no y a otros se les saluda segun sus costumbres. Otros nos visitan con tunicas, turbantes o con uniformes militares. Haras comentarios cuando esos otros vengan a nuestro pais? Te parecera bien si el Principe les da tres besos o les hace una reverencia o haras el oportuno comentaruo? Que no se te olvide.
ResponderEliminarMi opinión sobre Ratzinger ya la he expresado en otro momento en este blog (http://mgm51159.blogspot.com/2010/11/genuina-antipatia.html), si bien con contención. No insistiré ahora en ello, de modo que mi opinión sobre la foto parte de la base de que el Príncipe ha querido manifestar que estaba saludando a una persona que a él le merece el máximo respeto.
ResponderEliminarAnónimo considera justificado el saludo, por cuanto respetaría una costumbre del visitante. Es decir, al parecer, existe una costumbre, según la cual, el saludo a la máxima autoridad de la Iglesia Católica se debe realizar mediante ese gesto que simboliza claramente (no nos engañemos) la pleitesía, la subordinación, la sumisión y la obediencia. De modo que, a la vista de todo el mundo, el heredero de la Corona (no el fiel católico Felipe de Borbón) ha mostrado con ese gesto servil, su sumisión y obediencia a: 1) un jefe de estado extranjero, y 2) el jefe de una confesión religiosa en un país legalmente aconfesional.
En el mundo musulmán (otra vez la religión, ¡vaya por dios!) es costumbre que la mujer oculte su cuerpo de diferentes maneras, que van, de un leve pañuelo que cubre el pelo, al terrible burka. Desde mi punto de vista, todos esos modos no simbolizan otra cosa que la minusvaloración de la mujer y su sumisión al varón, y, por tanto, serían, en principio, inaceptables, por ser incompatibles con el necesario respeto a la dignidad y la igualdad de las personas. No obstante, yo estaría dispuesto a admitir la costumbre del uso voluntario de los atuendos menos indignos, en aras de la convivencia, pero de ninguna manera el uso del burka u otros atuendos similares. Porque no estoy de acuerdo en justificar en base a la costumbre conductas completamente incompatibles con valores superiores de nuestra sociedad, por muy ancestrales que sean.
Desde esta óptica, califiqué en mi entrada de inaceptable el gesto del Príncipe, por ser incompatible con valores superiores que él, desde su cargo y por encima de sus sentimientos religiosos, debe respetar: la no subordinación del Estado a la Iglesia y la aconfesionalidad del Estado.
Es verdad que se trata de valores que han sido grave y ampliamente humillados en esta y otras visitas pontificias y que, a la postre, la genuflexión del Príncipe ha sido sólo un pequeño detalle. Si me he parado a destacarlo ha sido más por estética que por ética, porque me ha parecido francamente ridículo.
... Con la que está cayendo.
ResponderEliminarEsto sólo es un saludo protocolario, muy tradicional como lo es la propia corona, arcaico si quieres, servil? puede, pero sólo un saludo...
¿qué me dices de la reforma constitucional sin referendum impuesta por Merkel? Eso sí huele a servilismo...
¿Y esto que és?
ResponderEliminarhttp://www.pepeaguado.com/2011/01/09/rubalcaba-altivo-con-el-papa-y-servil-con-mojam%C3%A9/
http://espacioseuropeos.com/?attachment_id=22970
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