jueves, 27 de octubre de 2011

El ejemplo de Islandia

Estos días se han celebrado en Reikiavik unas jornadas organizadas por el FMI, para analizar el caso de Islandia, un país que ha seguido su propio camino para salir de la crisis. En dichas jornadas ha sido ponente el Premio Nobel de Economía Paul Krugman, que hoy ha escrito esto en su columna del The New York Times.
"... usted sabe que Islandia se suponía que era la última historia de desastre económico: sus banqueros fugitivos cargaron al país con enormes deudas y pareció quedar abandonado en una situación desesperada.
Pero algo curioso sucedió en el camino hacia el Armagedón económico: la desesperación de Islandia hizo imposible un comportamiento convencional, liberando a la nación e impulsándole a romper las reglas. Donde todos los demás han rescatado a los banqueros, haciendo que el pueblo pagara el precio, Islandia dejó que los bancos quebraran y, de hecho, amplió su red de seguridad social. Donde todo el mundo estaba obsesionado con tratar de aplacar a los inversores internacionales, Islandia impuso controles temporales a la circulación de capitales, con el fin de darse a sí misma capacidad de maniobra.

iceland

Y ahora, ¿cómo le va? Islandia no ha evitado un gran daño económico o una caída significativa en los niveles de vida. Sin embargo, ha logrado limitar el aumento del desempleo y el sufrimiento de los más vulnerables. La red de seguridad social ha sobrevivido intacta, al igual que la más elemental decencia de su sociedad. "Las cosas podrían haber sido mucho peores" puede no ser la más conmovedora de las consignas, pero cuando todos esperaban el desastre total, ello equivale a un triunfo de la política.
Y hay una lección para el resto de nosotros: el sufrimiento al que tantos de nuestros ciudadanos se enfrentan no es necesario. Podemos optar por un dolor increíble y por una sociedad mucho más dura. Pero esa no es la única alternativa."
Islandia ha demostrado que es posible liberarse de la cruel y desalmada tiranía del mercado financiero. Que los valores morales y políticos de la derecha y de un liberalismo económico despiadado no son los únicos que se pueden llevar a la práctica. No veo que en España ninguna de las opciones que se presentan a las elecciones ofrezca algo que pueda parecerse al ejemplo islandés y, para ver más de lo mismo, mejor quedarse en casa.

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