viernes, 4 de noviembre de 2011

Oligarquía contemporánea

En Estados Unidos se está desarrollando un debate público, al socaire de la campaña de las elecciones presidenciales, acerca del incremento de la desigualdad social, un tema que sabes que a mi me priva. Ayer le dedicó Paul Krugman su columna en The New York Times a este asunto. Puedes ver mi traducción del artículo aquí.

Desde mi punto de vista, los datos y conclusiones más relevantes que ofrece Krugman son:

- EEUU está experimentando un proceso de progresiva redistribución de la renta y la riqueza, desde el 80% de personas con menores ingresos, hacia el 0,1 de la población con mayores ingresos.

- La constatación de que los más ricos son cada vez más ricos convierte en mucho más convincentes las propuestas fiscales de gravar más a las grandes fortunas.

- Y la consideración, a mi juicio, más importante es que la extrema concentración de la renta es incompatible con la democracia real. Krugman afirma que el sistema político está siendo deformado por la influencia del dinero, y que la deformación es cada vez peor a medida que la riqueza de unos pocos se hace cada vez más grande, poniendo en juego la naturaleza misma de nuestra sociedad.

Estoy seguro de que los datos sobre la distribución de la renta y la riqueza en España son aun más espectaculares que en EEUU. Por tanto, son plenamente aplicables a nuestro país los anteriores juicios sobre fiscalidad de la grandes fortunas y sobre la baja calidad de la democracia.

Yo aun diría más. La existencia de una oligarquía financiera transnacional, que maneja a su antojo a los gobiernos y a las organizaciones internacionales, está en la base del desencadenamiento de la crisis económica y de la aplicación de unas políticas que están agravando sus consecuencias sobre las capas más desfavorecidas de la sociedad.

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