lunes, 28 de enero de 2013

Imposturas sobre Amy Martin

La polvareda del ‘affaire’ Amy Martin me resulta algo impostada. Como caso de fraude o corrupción económica es, además de dudoso, insignificante. Dudoso, porque no parece haber nada abierta y groseramente ilegal. E, insignificante, si lo comparamos, por ejemplo, con el valor de un trazado de lápiz sobre un plano de ciudad ejecutado por el concejal de urbanismo de cualquiera de los más de 8.000 municipios de España.




Y, reprocharle a la Fundación Ideas un uso desviado de fondos públicos, debido a que percibe subvenciones, mueve a la sonrisa. ¿Acaso vamos a fiscalizar las tarifas que aplican a sus clientes, proveedores y colaboradores todas las personas y entidades que perciben subvenciones en España, incluidos los medios de comunicación?
Mucho más pertinente me parece resaltar la incuria intelectual que revela el episodio. Pero, ¿desde cuándo los medios (casi todos fundacionalmente hostiles) han estado tan preocupados por la solvencia intelectual del PSOE? Decididamente, esa tampoco es la razón de tanto aspaviento, sobre una noticia que no habría pasado de un par de alusiones en la sección de nacional en sendos días alternos.

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